Haití: nadie va a resolver los problemas por nosotros
Esta entrada ha sido escrita por Agustín Wolff, director social de TECHOGlobal.
En Haití, lejos de Puerto Príncipe y el foco de la mayoría de las más de 2.000 ONG que trabajan en el país, se encuentra la comunidad de Garriche Prince. 310 personas, repartidas en 125 hogares viven a más de 30 kilómetros del centro urbano, de los escasos servicios que dispone la capital. Los desplazados del huracán Ike, que azotó al país en 2008, habitan en un círculo de pobreza constante e invisible a los ojos que se posan sobre el país más pobre del hemisferio occidental.
En esa ocasión, la crecida del río Bethel los obligó a buscar refugio en una zona menos vulnerable, creando una nueva comunidad. A cinco años de este desplazamiento, la respuesta de sus pobladores a la falta de centros de salud, educación, servicios sanitarios y espacios públicos fue la organización. Sus moradores, trabajan semana a semana, identificando sus necesidades y trabajando por superar su situación junto a los voluntarios, también haitianos de la organización TECHO.
En los años que llevan trabajando con la organización, los pobladores de Garriche Prince han desarrollado planes de educación asociadas a una biblioteca comunitaria. Hace varios meses, en una de las instancias semanales de reunión y diálogo –las mesas de trabajo que la misma comunidad organiza- se dieron cuenta de que la falta de espacios públicos era una problemática común para de sus habitantes.
“Para nosotros los más importante, es que como haitianos cada día vemos cosas que pasan, hablamos, reflexionamos, pero no hemos tomado la acción. ¿Por qué? Porque sabemos lo que sucede, pero no estamos conscientes de que mi aporte más el de la sociedad va a cambiar la situación del país”, argumenta Olson Regis, director social de TECHO en el país.
En Haití, un país que está rodeado de cooperantes e instituciones decidiendo su destino, las mismas comunidades se organizan. Los voluntarios, más de 6 mil a la fecha, son jóvenes que en vez de sumarse a la masiva “fuga de cerebros” del país aportan desde sus roles como ciudadanos al trabajo de trabajo en Gariche Prince.
Así lo relata Brignol Briguelle, coordinador de las mesas de trabajo: “A pesar de las dificultades que viven las personas en la comunidad, cada semana hacen el esfuerzo por trabajar y unirse por el bienestar común. Eso me motiva a trabajar y sacar adelante este proyecto”.
La “Plaza de la Felicidad” ha sido diseñada por la misma comunidad, además de ser un espacio que contendrá una zona de juegos, una cancha y un espacio comunitario, es un símbolo de compromiso y una actitud positiva para superar la pobreza a través de un trabajo concreto y mancomunado que impacta directamente en la calidad de vida de toda la comunidad.
Así lo cuenta Paul Emile Brice, arquitecto y voluntario a través de su experiencia:
Una plaza es un espacio común en centros urbanos, pero en Haití se transforma en el símbolo de una lucha colectiva, inclusiva y positiva para que quienes habitan en esos espacios, muchas veces invisibles para las urbes, serán ciudadanos en plenitud.
Porque para superar la pobreza, no basta con conocerla en fotos ni en libros. Con ocasión del recién conmemorado Día Internacional para la Erradicación de la pobreza. Es indispensable que las empresas, gobiernos locales, organismos la conozcan, la entiendan y estén dispuestos a trabajar de la mano de quienes la viven. Solo así tendremos ciudades no sólo más inclusivas, sino que también más justas.
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