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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Oteando la recuperación

Los mercados anticipan las primeras señales positivas mientras queda atrás la recesión

Los mercados financieros, los primeros que detectan la llegada de una crisis, parecen estar apostando ahora por la consolidación de un horizonte de recuperación. Es un horizonte que la economía real —con una tasa de desempleo por encima del 25%— percibe todavía lejano. Pero las primeras señales positivas no se deben pasar por alto. Las acciones de las compañías que cotizan en Bolsa han mantenido una tendencia alcista y el índice español es el de mejor comportamiento de los mercados de su entorno. Los de bonos están permitiendo el abaratamiento de la financiación de la deuda pública, un hecho que tiene consecuencias reales en las finanzas públicas.

Aunque sería ingenuo echar las campanas al vuelo y dejarse contagiar por la euforia de los estamentos oficiales, lo cierto es que el Tesoro se está endeudando al 1%, un coste similar al de antes de la crisis, mientras siguen aumentando las exportaciones y la balanza exterior registra su primer superávit desde 1997.

Los registros estadísticos levantarán el acta de defunción de la larga recesión y el ritmo de crecimiento económico entrará en una senda moderadamente positiva, pero para consolidar esa recuperación que se vislumbra queda un largo camino. Un escollo fundamental es la debilidad de la demanda interna dada la escasa renta disponible de las familias. Las empresas con un menor grado de internacionalización seguirán acusando sus efectos durante un tiempo, como el propio Gobierno anticipa en el cuadro macroeconómico que ampara el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, ahora sometidos a la aprobación de Bruselas.

Para afianzar una senda que desemboque en la recuperación son necesarios los estímulos provenientes de la eurozona y, particularmente, de Alemania. Hay margen para que tanto la política presupuestaria —apenas tiene déficit público— como la de rentas —la tasa de desempleo está en mínimos históricos— favorezcan el moderado crecimiento de la eurozona. Pero también es preciso que los proyectos enunciados en la UE —la unión bancaria especialmente— concrete su alcance y plazos. Esta es la condición para que los sistemas bancarios, todavía convalecientes, alejen amenazas sobre la calidad de sus activos y reinicien la oferta de crédito necesaria para que la inversión empresarial, y con ella el empleo, señalen el ansiado y definitivo final de la crisis.

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