Carlos de Inglaterra no se calla
El heredero británico se ha pronunciado sobre los fondos de pensiones Rompe así las normas de la corona de no opinar sobre asuntos políticos
A Carlos de Inglaterra le preocupa el futuro de las pensiones y lo ha proclamado en un mensaje grabado en julio y difundido ahora en una conferencia de la Asociación Nacional de Fondos de Pensiones británica. El heredero de la corona de Isabel II, que en el pasado ha expresado en numerosas ocasiones su preocupación por el cambio climático y el deterioro del medio rural, ha hecho una fantástica pirueta para vincular los dos factores, las pensiones y la ecología.
Apoyándose en “evidencias crecientes de Harvard y de escuelas de negocios de Londres” que sostienen que las empresas que tienen en cuenta “el medio ambiente y los cambios sociales” ofrecen más beneficios a largo plazo, ha pedido a los fondos de pensiones que incorporen la sostenibilidad económica en sus inversiones.
El príncipe ha solicitado al sector que trabaje pensando “en el siglo XXI, no en el siglo XIX”, pero ha ido un pelín más allá de lo creíble al vaticinar: “Dad ese innovador e imaginativo brinco que el mundo tanto necesita, o de lo contrario vuestros hijos -y en lo que se refiere a este asunto, también los míos- estarán condenados a un futuro miserable”. Muy, muy mal han de ir las cosas para que el recién nacido príncipe Jorge acabe en la miseria…
El problema de los comentarios de Carlos no es su contenido. A fin de cuentas, poco importa si uno está de acuerdo o no con sus afirmaciones. El problema es que mucha gente cree que, como heredero que es de la corona, no tiene derecho a opinar porque sus opiniones tienen una influencia enorme. Y la tiene no porque tenga razón o no, sino porque un día será rey. Y no solo influye en la opinión pública, sino en los ministros o los concejales que han de tomar decisiones.
Así como Isabel II nunca ha opinado de nada en público, su hijo Carlos nos hizo saber en 1984 que la planeada extensión de la Galería Nacional le parecía “un monstruoso forúnculo en la cara de un amigo elegante y amado”. Nunca ha dejado de opinar sobre arquitectura y en 2009 logró hacer descarrilar con sus críticas un ambicioso proyecto de Richard Rogers en Chelsea.
Su defensa del medio ambiente y sus llamamientos para preservar el medio rural son legendarios, al igual que su firme apoyo a las medicinas alternativas. Menos conocidas son sus opiniones sobre la BBC, que él hace llegar de forma regular por carta a su director general para ponerle al día sobre sus pensamientos en la materia.
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