Valentía para entender

Sobre el artículo de Javier Cercas Una mujer valiente, en el que habla de Hannah Arendt y de la película que Margarethe von Trotta ha hecho sobre ella, quiero poner el acento en la necesidad de entender, que fue el imperativo que, como filósofa y pensadora, siguió Arendt. Para entender, como dice Cercas, hace falta talento y valentía, algo que no suele estar al alcance de muchos. Entender más allá de lo que entienden los demás, entender por encima de ideologías y de lugares comunes, crea enemigos, provoca rechazo, tal y como le ocurrió a Arendt, sobre todo, tras escribir sus artículos y su libro sobre Eichmann. Pero, para nuestra desgracia, no es posible el relajo, pues nada está nunca ganado para siempre y el retorno de los demonios del ayer es posible. Ya lo escribió Primo Levi, refiriéndose al Holocausto: “Ha sucedido y puede volver a suceder”. Y Arendt dejó escrito este aviso para los navegantes que todos somos: “Cada vez que la sociedad, por medio del desempleo, frustra a este pequeño hombre en su funcionamiento normal –se refiere al cabeza de familia– y debilita su respeto por sí mismo, lo entrena para ese último estadio en el que aceptará voluntariamente cualquier función, incluso la de verdugo”. ¿Hemos entendido las lecciones anteriores? ¿Entendemos las lecciones actuales? Parece ser que no, y por ello navegamos de nuevo por aguas procelosas.