El Vaticano sin inmigrantes
Resultan alentadoras las encendidas palabras que el nuevo Papa acostumbra a expresar en diversas intervenciones sobre el acercamiento de la Iglesia a los más pobres y necesitados, el alejamiento de la jerarquía de la ostentación y el cambio de rumbo respecto a conceptos sobre homosexualidad o preservativos. Ante la tragedia de Lampedusa, el papa Francisco habla con indignación sobre esas muertes injustas, de gente que huye de la guerra y la miseria intentando acceder a un mundo más justo y mejor.
La Iglesia suele hablar y dar sermones para que los demás sepamos cómo debemos actuar, sobre todo en temas de conciencia, pero esperamos por parte de ella, aparte de nuevas palabras, nuevos actos y comportamientos. El Estado de la Ciudad del Vaticano es posiblemente el único Estado de Europa que no acoge inmigrantes llegados en patera. Sería reconfortante que Francisco hiciera abrir sus puertas a algunos de los que llegan a Lampedusa.— Manuel Ruiz Martín.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.