Telediario fuera de juego

No se trata de oponerse a la popularidad del fútbol como el nuevo dios de nuestra época. Ni de entrar a considerar sus posibilidades como motor de la economía: Bernard Pivot, el mayor divulgador de la información cultural en Francia, sugiere el aumento del número de jugadores sobre el campo a 12 o 13 por equipo, con la finalidad de combatir el paro juvenil... La cuestión es si el telediario aguanta todos los golpes francos y tiros a la escuadra; dicho de otro modo, si el servicio público de televisión debe respetar los espacios informativos como una de las razones fuertes de su existencia.

El martes pasado, a las 9 de la noche, los espectadores no pudieron ver el telediario en su formato normal porque La 1 retransmitía un partido de fútbol. No es la primera vez ni será la última. Tampoco se trataba de un evento excepcional, como la final de un apasionante campeonato, ni de la cobertura de la selección española de fútbol (TVE no dispone ahora de los derechos para hacerlo), sino de un encuentro de la Champions League.

Como es habitual en estos casos —cualquiera que sea el equipo afectado—, cada vez que un partido coincide con el horario del telediario, este queda reducido a un condensado de noticias en el descanso del encuentro.

La oferta de fútbol televisado ya es muy abundante. ¿No es exagerado darle prioridad a este tipo de eventos, también en la principal cadena estatal? El servicio público de televisión debe comunicar con su país y esforzarse —como lo intentan numerosos periodistas y técnicos— por ofrecer una información de la mayor calidad, pluralidad e imparcialidad posibles. Resulta peligroso restar importancia y seriedad a los informativos, incluso por parte de los que alegan la vuelta del dirigismo gubernamental a TVE.

Es muy respetable el interés de los seguidores de un club por los partidos de su equipo, y que eso les parezca más importante que la información nacional, internacional, económica o cultural. Pero nada impide a TVE atenderles. No le faltan canales para ello, sin tener que alterar la duración y el horario de los informativos de La 1.