La deuda de la diáspora
Por Akua Djanie (Ghana)
1. En el primero entrarían los afroamericanos.
2. En el segundo, los africanos que han nacido en África pero viven en la actualidad fuera de África.
3. Y el tercero englobaría a los africanos que no han nacido en África pero viajan con regularidad al continente africano.
Voy a empezar por tanto por los afroamericanos. Y entre ellos he elegido a los artistas famosos sencillamente porque son personas adineradas que pueden ejercer su influenciasobre los demás. En realidad, lo crean o no, no me parece que ninguno de estos artistas tenga una obligación con África. No tienen ninguna deuda con el continente africano. Y punto. Sí, no cabe duda que por el color de su piel sabemos que proceden de África. Sin embargo, estas personas han nacido y crecido en Estados Unidos. Son estadounidenses de pensamiento. Su educación, su estilo de vida y su forma de ver el mundo sontambién estadounidenses. Y hace mucho tiempo que han perdido sus raíces con África. Nunca han vivido en África y no tienen ningún lazo sentimental que les ate al continente. Por tanto, no creo que tengan ninguna obligación con África incluso aunque busquen sus orígenes entre sus antepasados y localicen vivo algún miembro de su familia.
Aunque, por otra parte, me parece que con quien sí tienen una deuda es con sus fans de África. Pero esto no tiene nada que ver con tener una deuda con el continente. Lo cierto es que algunos de estos artistas son personas “juiciosas” que siempre alaban las bondades de la Madre Patria. Que se lamentan de cómo les trata el país del consumismo y buscan a menudo refugio en el seno de mamá África. Entonan alabanzas sobre las maravillas y las bondades del continente y sueñan con educar a sus estupendos hijos negros en la tierra soleada africana.
En la otra cara de la moneda, están los artistas que solamente quieren hablar de su fortuna y les importa poco lo que sucede en África. Pero bueno, en cualquier caso, eso es lo de menos. Lo más importante es que todos ellos tienen una deuda con los fans del continente africano. Juzguen ustedes mismos: cuando los organizadores de eventos deciden traer artistas para actuar ante sus fans africanos, se producen colas escandalosas para conseguir entradas. Y en vez de darse cuenta de que muchos de sus fans son jóvenes sin apenas recursos que vienen desde toda África, estos artistas eligen volar en primera clase acompañados de su equipo, incluidos padres y abuelos, que encuentran en ese viaje una maravillosa oportunidad de pisar suelo africano antes de salir en busca de sus antepasados. Estos artistas acostumbran a olvidar que ellos mismos proceden de los barrios marginales de Estados Unidos. Y que son los jóvenes de los guetos africanos los que han conseguido que hoy día sean famosos. En la actualidad, es habitual ver en todo el continente africano chicos jóvenes luciendo camisetas con dibujos de artistas como por ejemplo 50 cent. De hecho, si un artista de este tipo tiene prevista una actuación en África, muchos de esos jóvenes de la camiseta tendrán dificultades para adquirir una entrada.
Todo empieza cuando el artista solicita una cantidad astronómica por su actuación. Además, a eso hay que añadir los gastos extras como billetes de avión, alojamiento en un hotel de cinco estrellas, traslados en un vehículo de lujo. Todo lo que pidan, lo tendrán. Y es mucho lo que quieren. Así que a los fans de África les resulta muy difícil ver actuar en directo a sus artistas favoritos. Podríamos pensar que gracias a sus fans africanos estos artistas han ganado mucho dinero y que tal vez podrían ser más humildes e invitarles a una entrada o a dos. Sinceramente, no creo que a un artista como Jay Z le suponga un gran perjuicio pagar de su propio bolsillo su billete de avión para volar a un país africano, actuar para sus fans por un precio simbólico y destinar el dinero recaudado a obras de caridad o proyectos sociales en ese mismo país. No me parece que ese gesto le vaya a arruinar. A esto me refiero cuando digo que tienen una deuda con sus fans.
Creo que los africanos que vivimos en el continente confundimos a menudo nuestras prioridades porque la realidad es que los únicos que tienen una deuda con nosotros son los colonizadores que abusaron de su poder e intentaron arrebatarnos todo: nuestros hombres y mujeres fuertes, nuestra historia, nuestra cultura, nuestra espiritualidad, nuestra gastronomía, nuestra música, nuestra ciencia y nuestra filosofía, nuestros artefactos… Estas personas tienen una deuda con nosotros porque nos quitaron todo aquello que nos pertenecía.
Pero ahora el escenario ha cambiado. Y algunos africanos sienten que los africanos de la diáspora nos deben algo a los que vivimos en el continente. Tal como he afirmado, no creo que sea así pero lo que sí pienso es que necesitamos su ayuda. Por consiguiente, es muy loable si deciden hacer algo por África. Soy de la opinión y creo firmemente que África debería buscar socios empresariales entre los africanos de la diáspora en lugar de americanos, holandeses, chinos, hindúes o de cualquier otro país que no sea africano. Podemos trabajar mano a mano con nuestros compatriotas que están fuera. Si ellos eligen ayudarnos es porque se preocupan, se sienten cualificados y por tanto harán lo posible para que las cosas marchen bien.
A pesar de ello, yo sí observo ciertos problemas cuando sentimos que nos deben algo. Por ejemplo, Oprah Winfrey no tiene ninguna deuda con ninguna persona ni con ninguna región de África. Al final, ella decidió construir un colegio en Sudáfrica. Y aunque me parece una decisión plausible, la única pega que le pongo es que sea un colegio exclusivamente para niñas. Pero por favor no me malinterpreten. Soy una gran defensora de educar a nuestras niñas. Yo misma estudié en un colegio solo de niñas y me licencié en la universidad. Si no hubiera sido por la formación que he recibido, no sería la mujer que soy hoy día. Por lo tanto, no puedo estar en contra de que nuestras hijas estudien. Sin embargo, si nos preocupamos en exceso de que nuestras hijas vayan a la escuela, ¿qué pasa con nuestros chicos? A menudo siento que mientras intentamos garantizar una educación de calidad para las niñas africanas, tendemos a olvidarnos de los niños africanos. Tomemos como ejemplo el colegio de Oprah Winfrey. Cuando las niñas asisten a clase, ¿dónde están entretanto sus compañeros? ¿Van también al colegio? ¿Qué nivel educativo recibirán en comparación con las niñas del colegio de Oprah? En el momento en que estas niñas se gradúen y empiecen a trabajar, ¿en qué situación se encontrarán sus compañeros? ¿Se sentirán inseguros por no haber recibido una educación? ¿Qué ocurrirá entonces? Pues que tendremos una generación de mujeres con estudios, liberales pero frustradas por no poder encontrar compañeros adecuados. Y una generación de hombres que sienten su vida como un fracaso porque no pueden valerse por sí mismos y mucho menos tener una familia. Y como ya saben, lo siguiente que pasa es que estas mujeres con estudios o bien buscan hombres mayores que ellas (a menudo casados) o permanecen solteras y deciden educar a sus hijos por su cuenta. ¿Con qué nos encontramos entonces? Con la desintegración familiar. Y con una situación ciertamente dolorosa. ¡Pero bueno! ¡Me estoy desviando del tema! Lo voy a retomar. Estaba escribiendo sobre la deuda que los africanos que viven fuera del continente puedan tener o no con África.
El segundo grupo que he establecido corresponde al de los africanos que han nacido en África pero que en la actualidad viven fuera del continente. Ellos sí tienen una obligación con África, sobre todo si han triunfado en sus campos de trabajo. Estas personas pueden encontrar sus orígenes directamente en África. Han nacido en África y han tenido la oportunidad de viajar al exterior a cualquier edad. Si han conseguido triunfar en sus vidas tienen que corresponder del mismo modo a África ya sea compartiendo su propia experiencia, construyendo colegios o instituciones para estudios de posgrado, patrocinando la educación de los familiares que han vuelto a sus países, trabajando en proyectos hidráulicos en sus pueblos. Depende de ellos cualquier cosa que quieran hacer. Pero han de hacerlo movidos por el noble deseo de ayudar. Y porque aceptan que es su responsabilidad. Siempre pongo a Akon como ejemplo. Akon es senegalés y ha tenido la oportunidad de vivir en Estados Unidos.
En la actualidad, Akon es un icono de la música internacional y sus álbumes figuran entre las listas de los más vendidos. ¿Qué ha hecho Akon por África? Posee una organización sin ánimo de lucro, la Fundación Konfidence, que se dedica a “aumentar la conciencia pública sobre las condiciones de vida en África, proporcionar a los jóvenes africanos desfavorecidos el acceso a zonas de aprendizaje y recreo equipadas con tecnología moderna, material educativo, recursos para el ocio y servicios de salud y bienestar”. Además, el objetivo de la Fundación Konfidence es “concentrar sus esfuerzos en Senegal para que algún díasea una plataforma internacional con el fin de facilitar a las personas, las comunidades y los estados las herramientas necesarias para construir el futuro de África”. Aparte de eso, tengo entendido que Akon colabora mano a mano con artistas locales africanos como el rapero ghanés Sarkodie. Ya lo ven, este es un hombre que ha tenido la oportunidad de hacer algo por sí mismo y que ha aceptado la responsabilidad de ayudar a África con su experiencia. No se le puede pedir nada más.
Ahora le toca el turno al tercer grupo de mi clasificación. Es decir, el de los africanos que han nacido fuera de África pero viajan con regularidad al continente. Estas personas también tienen una obligación con África. Y aunque no han nacido en el continente, el hecho de que lo visiten con frecuencia demuestra su gran interés. Una vez más, y al igual que aquellos que han nacido en África pero han crecido fuera del continente, siestas personas pueden demostrar que han triunfado en sus trabajos también debenaportar sus conocimientos a África. No es suficiente con pasar simplemente sus vacaciones en Mali, en Uganda o en cualquier otro país africano, disfrutar de su estancia y marcharse. Si pueden, tienen que dar algo a cambio. Bien podría ser mediante su saber y su experiencia o mediante ayuda financiera.
Una vez dicho todo esto, y a fin de cuentas, nosotros los africanos del continente tenemos que aprender a manejar nuestros propios asuntos sin sentir que nadie nos adeuda nada porque cuanto más esperemos una ayuda que creemos que necesitamos, más tardaremos en coger las riendas de nuestro propio destino.
En fin, estas son solo algunas reflexiones de una mujer africana normal y corriente.
Traducción de Virginia Solans
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