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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Austeridad, transparencia y soberanismo

Gonzalo Fanjul

Cadena humana durante la celebración de la Diada 2013. Foto:DOMENECH CASTELLÓ(EFE)

La semana que ahora termina ha ofrecido tres noticias que afectan de manera directa al debate sobre la justicia fiscal en nuestro país, un asunto central en el sostenimiento del Estado del bienestar y en el papel de España en la lucha contra la pobreza global.

La primera de ellas tuvo lugar ayer, con la presentación del informe de Intermón Oxfam La trampa de la austeridad. En un análisis inquietante que estima que el número de pobres europeos crecerá entre 15 y 25 millones hasta 2025 como consecuencia de las medidas de austeridad, esta ONG pone negro sobre blanco el fracaso de la estrategia fiscal de los gobiernos de la UE. Dicho de forma simple, los recortes sustituyen la falta de imaginación y coraje político que permitirían cercenar el fraude (poniendo coto a la barra libre de los paraísos fiscales, por ejemplo) y reducir la brecha que separa a un sistema fiscal del siglo XIX de una economía financiera del XXI. Solo una tasa a las transacciones financieras del 0,05% podría recaudar hasta 300.000 millones de euros anuales en todo el mundo (5.000 millones de ellos en España).

La segunda está relacionada con Ley de Transparencia,aprobada ayer en el Congreso de los Diputados. El acceso libre, útil y completo a la información pública constituye una herramienta insustituible para garantizar el control ciudadano y el debate público sobre el origen y destino de los impuestos. Como recordaban ayer los responsables del Proyecto Avizor en una entrada para este blog, la nueva ley debería garantizar el acceso a información sensible en la lucha contra el fraude, como datos de los defraudadores y actuaciones de las instituciones públicas. También debería ayudar a regular las actividades de lobby de grandes grupos empresariales que hasta este momento se han tomado muchas molestias en garantizar un estado fiscal de excepción. O conocer la posición del Gobierno en debates cruciales como el que acaba de tener lugar en el G-20.

No hay garantías de que nada de eso vaya a ocurrir. Mientras escribo estas líneas, la Ley de Transparencia está siendo aprobada en el Congreso con el voto en contra de toda la oposición excepto de los nacionalistas de CiU y PNV. Sin las enmiendas que aquellos proponían, la información estará sujeta a la discrecionalidad de la Administración y a los criterios políticos por los que se rija. Cierto que no deja de tener guasa que la portavocía de PSOE en este asunto haya recaído en José Enrique Serrano, jefe de gabinete del Presidente que enterró este asunto durante siete años; pero a estas alturas eso ya importa poco.

El tercer asunto, claro, es el de las movilizaciones soberanistas con motivo de la Diada. No es la función de este blog entrar en un asunto que provoca verdaderas histerias a uno y otro lado del Ebro. Pero sí merece la pena señalar un punto relevante: por razones románticas, políticas o prácticas, el alejamiento fiscal de Cataluña supone una pérdida de ingresos para ciudadanos más pobres en otras regiones de nuestro país. Y eso sería caminar en la dirección equivocada. Del mismo modo que las debilidades de la integración europea y las reticencias del Norte rico son un obstáculo a un sistema fiscal comunitario más justo y progresivo, los catalanes deben saber que su reivindicación perjudica la solidaridad entre regiones.Con franqueza, que esas regiones pertenezcan formalmente a uno o dos Estados me parece poco relevante, siempre y cuando se respete laobligación ética y legal que unos tenemos frente a los otros. Una obligación que no se limita a españoles y catalanes, por cierto, y que debe quedar cincelada en cualquier acuerdo territorial futuro.

Comentarios

Al contratar un seguro cualquiera todo son garantías y sonrisas, pero cuando se necesita, aparecen en la letra pequeña una serie de exclusiones que en muchas ocasiones nos dejan fuera e indefensos.Y si pedimos la baja del mismo, nos ponen delante de los ojos la normativa, según la cual hay que notificar la baja con más de sesenta días de anticipación, por escrito, y con fotocopia del NIF.Justificando la causa, dificultándonos la salida.Y claro que se siente uno bastante ninguneado, y utilizado, porque a la hora de contratar no hubo avisos de todo eso que se solapó en la letra pequeña.Este mundo es un mundo de listos, lo vemos en mil y una manifestación contra los intereses de la gente humilde, en la que se clavan las garras de la usura.Es un mundo de espabilados, que pueden salir adelante porque existe una gran cantidad de gente trabajadora que ocupados en su trabajo, no pueden ni saben leer la letra pequeña que en todos los contratos existe.Porque nadie puede ser entendido en todo, ni doctor, mecánico, ingeniero, fontanero, electricista o abogado.Por eso confiamos en las leyes. Y tenemos instituciones.En donde el rigor de la justicia ampare a la gente que por ser solo trabajadores, no pueden saber de todo.Para que un orden que todos pagamos nos garantice una sociedad solvente.
Felicidades por este blog, lo sigo muy a menudo ya que trabajo en cuestiones relacionadas con la solidarida y el desarrollo.Sin embargo, quería señalar un par de cuestiones: Cataluña es la 3era autonomía + rica de España antes de pagar impuestos y después de pagarlos, se cae hasta la 10a posición. Por poner un ejemplo de solidaridad entre regiones, los länders en Alemania tienen muy claro que la solidaridad debe alcanzar un máximo de 4% del PIB de las regiones ricas, más allá ya no es solidaridad sino abuso. Si Cataluña fuera une región pobre e independentista, ya haría tiempo que estaría fuera de España y no se habrían producido "verdaderas histerias a uno y otro lado del Ebro."
Hombre, Gonzalo, lo último que pensaba es que en tu blog y de tu propia mano me iba a encontrar una reflexión tan superficial y poco respetuosa como la que haces respecto de la cuestión catalana.Dices no querer entrar pero entras y te posicionas, a pesar de haber previamente ninguneado el tema limitándolo a un asunto de histéricos (repartidos, eso sí). Histéricos debe haber en muchos lados y en muchos asuntos... Algo más de respeto sería deseable. De hecho, todavía me cuesta entender que lo hayas escrito tú. Pero vamos al meollo del asunto, el tema fiscal. El párrafo es realmente desafortunado e, insisto, me parece impropio de ti. Algunas reflexiones rápidas:- ¿Quién determina la medida de la solidaridad? Yo soy solidario cuando yo decido donar, no cuando otro decide por mí. Entonces simplemente cumplo normas... que no tienen porqué parecerme mal, filosóficamente hablando, pero a cada cosa, su nombre.- El hecho de que España necesite el dinero de Cataluña no significa que Cataluña deba renunciar a su voluntad de ser. ¿Churras y merinas? Si el interés por conservar a Cataluña es disponer de su dinero, no sé, quizás se podrían recuperar colonias de ultramar y explotar para propio beneficio sus recursos, ¿no? Hombre, Gonzalo...- ¿Las obligaciones éticas (lo de legales, ¿qué quieres que te diga?, eso depende de quién hace la norma) sólo son aducibles cuando a Cataluña le toca pagar?De verdad, te animo a reflexionar un poco más sobre este tema y a que muestres mejores argumentos. Yo aspiro a vivir en una Cataluña independiente (con su dosis de histéricos, quizás yo uno de ellos) en la que exista un modelo de justicia social, de solidaridad con todos los individuos y pueblos del planeta (particularmente los más desfavorecidos), de convivencia fraterna con los países y pueblos vecinos, que contribuya en todo lo que pueda a hacer del mundo un lugar más equitativo para todos y que aporte todos los recursos posibles a ayuda al desarrollo, a organismos multilaterales y a lo que haga falta. Francamente, no veo que el hecho de que Catalunña pudiera llegar a ser independiente suponga obstáculo añadido alguno para que esto sea posible. Es más, quizás incluso sea más probable.Saludos cordiales.
Al contratar un seguro cualquiera todo son garantías y sonrisas, pero cuando se necesita, aparecen en la letra pequeña una serie de exclusiones que en muchas ocasiones nos dejan fuera e indefensos.Y si pedimos la baja del mismo, nos ponen delante de los ojos la normativa, según la cual hay que notificar la baja con más de sesenta días de anticipación, por escrito, y con fotocopia del NIF.Justificando la causa, dificultándonos la salida.Y claro que se siente uno bastante ninguneado, y utilizado, porque a la hora de contratar no hubo avisos de todo eso que se solapó en la letra pequeña.Este mundo es un mundo de listos, lo vemos en mil y una manifestación contra los intereses de la gente humilde, en la que se clavan las garras de la usura.Es un mundo de espabilados, que pueden salir adelante porque existe una gran cantidad de gente trabajadora que ocupados en su trabajo, no pueden ni saben leer la letra pequeña que en todos los contratos existe.Porque nadie puede ser entendido en todo, ni doctor, mecánico, ingeniero, fontanero, electricista o abogado.Por eso confiamos en las leyes. Y tenemos instituciones.En donde el rigor de la justicia ampare a la gente que por ser solo trabajadores, no pueden saber de todo.Para que un orden que todos pagamos nos garantice una sociedad solvente.
Felicidades por este blog, lo sigo muy a menudo ya que trabajo en cuestiones relacionadas con la solidarida y el desarrollo.Sin embargo, quería señalar un par de cuestiones: Cataluña es la 3era autonomía + rica de España antes de pagar impuestos y después de pagarlos, se cae hasta la 10a posición. Por poner un ejemplo de solidaridad entre regiones, los länders en Alemania tienen muy claro que la solidaridad debe alcanzar un máximo de 4% del PIB de las regiones ricas, más allá ya no es solidaridad sino abuso. Si Cataluña fuera une región pobre e independentista, ya haría tiempo que estaría fuera de España y no se habrían producido "verdaderas histerias a uno y otro lado del Ebro."
Hombre, Gonzalo, lo último que pensaba es que en tu blog y de tu propia mano me iba a encontrar una reflexión tan superficial y poco respetuosa como la que haces respecto de la cuestión catalana.Dices no querer entrar pero entras y te posicionas, a pesar de haber previamente ninguneado el tema limitándolo a un asunto de histéricos (repartidos, eso sí). Histéricos debe haber en muchos lados y en muchos asuntos... Algo más de respeto sería deseable. De hecho, todavía me cuesta entender que lo hayas escrito tú. Pero vamos al meollo del asunto, el tema fiscal. El párrafo es realmente desafortunado e, insisto, me parece impropio de ti. Algunas reflexiones rápidas:- ¿Quién determina la medida de la solidaridad? Yo soy solidario cuando yo decido donar, no cuando otro decide por mí. Entonces simplemente cumplo normas... que no tienen porqué parecerme mal, filosóficamente hablando, pero a cada cosa, su nombre.- El hecho de que España necesite el dinero de Cataluña no significa que Cataluña deba renunciar a su voluntad de ser. ¿Churras y merinas? Si el interés por conservar a Cataluña es disponer de su dinero, no sé, quizás se podrían recuperar colonias de ultramar y explotar para propio beneficio sus recursos, ¿no? Hombre, Gonzalo...- ¿Las obligaciones éticas (lo de legales, ¿qué quieres que te diga?, eso depende de quién hace la norma) sólo son aducibles cuando a Cataluña le toca pagar?De verdad, te animo a reflexionar un poco más sobre este tema y a que muestres mejores argumentos. Yo aspiro a vivir en una Cataluña independiente (con su dosis de histéricos, quizás yo uno de ellos) en la que exista un modelo de justicia social, de solidaridad con todos los individuos y pueblos del planeta (particularmente los más desfavorecidos), de convivencia fraterna con los países y pueblos vecinos, que contribuya en todo lo que pueda a hacer del mundo un lugar más equitativo para todos y que aporte todos los recursos posibles a ayuda al desarrollo, a organismos multilaterales y a lo que haga falta. Francamente, no veo que el hecho de que Catalunña pudiera llegar a ser independiente suponga obstáculo añadido alguno para que esto sea posible. Es más, quizás incluso sea más probable.Saludos cordiales.
Al contratar un seguro cualquiera todo son garantías y sonrisas, pero cuando se necesita, aparecen en la letra pequeña una serie de exclusiones que en muchas ocasiones nos dejan fuera e indefensos.Y si pedimos la baja del mismo, nos ponen delante de los ojos la normativa, según la cual hay que notificar la baja con más de sesenta días de anticipación, por escrito, y con fotocopia del NIF.Justificando la causa, dificultándonos la salida.Y claro que se siente uno bastante ninguneado, y utilizado, porque a la hora de contratar no hubo avisos de todo eso que se solapó en la letra pequeña.Este mundo es un mundo de listos, lo vemos en mil y una manifestación contra los intereses de la gente humilde, en la que se clavan las garras de la usura.Es un mundo de espabilados, que pueden salir adelante porque existe una gran cantidad de gente trabajadora que ocupados en su trabajo, no pueden ni saben leer la letra pequeña que en todos los contratos existe.Porque nadie puede ser entendido en todo, ni doctor, mecánico, ingeniero, fontanero, electricista o abogado.Por eso confiamos en las leyes. Y tenemos instituciones.En donde el rigor de la justicia ampare a la gente que por ser solo trabajadores, no pueden saber de todo.Para que un orden que todos pagamos nos garantice una sociedad solvente.
Felicidades por este blog, lo sigo muy a menudo ya que trabajo en cuestiones relacionadas con la solidarida y el desarrollo.Sin embargo, quería señalar un par de cuestiones: Cataluña es la 3era autonomía + rica de España antes de pagar impuestos y después de pagarlos, se cae hasta la 10a posición. Por poner un ejemplo de solidaridad entre regiones, los länders en Alemania tienen muy claro que la solidaridad debe alcanzar un máximo de 4% del PIB de las regiones ricas, más allá ya no es solidaridad sino abuso. Si Cataluña fuera une región pobre e independentista, ya haría tiempo que estaría fuera de España y no se habrían producido "verdaderas histerias a uno y otro lado del Ebro."
Hombre, Gonzalo, lo último que pensaba es que en tu blog y de tu propia mano me iba a encontrar una reflexión tan superficial y poco respetuosa como la que haces respecto de la cuestión catalana.Dices no querer entrar pero entras y te posicionas, a pesar de haber previamente ninguneado el tema limitándolo a un asunto de histéricos (repartidos, eso sí). Histéricos debe haber en muchos lados y en muchos asuntos... Algo más de respeto sería deseable. De hecho, todavía me cuesta entender que lo hayas escrito tú. Pero vamos al meollo del asunto, el tema fiscal. El párrafo es realmente desafortunado e, insisto, me parece impropio de ti. Algunas reflexiones rápidas:- ¿Quién determina la medida de la solidaridad? Yo soy solidario cuando yo decido donar, no cuando otro decide por mí. Entonces simplemente cumplo normas... que no tienen porqué parecerme mal, filosóficamente hablando, pero a cada cosa, su nombre.- El hecho de que España necesite el dinero de Cataluña no significa que Cataluña deba renunciar a su voluntad de ser. ¿Churras y merinas? Si el interés por conservar a Cataluña es disponer de su dinero, no sé, quizás se podrían recuperar colonias de ultramar y explotar para propio beneficio sus recursos, ¿no? Hombre, Gonzalo...- ¿Las obligaciones éticas (lo de legales, ¿qué quieres que te diga?, eso depende de quién hace la norma) sólo son aducibles cuando a Cataluña le toca pagar?De verdad, te animo a reflexionar un poco más sobre este tema y a que muestres mejores argumentos. Yo aspiro a vivir en una Cataluña independiente (con su dosis de histéricos, quizás yo uno de ellos) en la que exista un modelo de justicia social, de solidaridad con todos los individuos y pueblos del planeta (particularmente los más desfavorecidos), de convivencia fraterna con los países y pueblos vecinos, que contribuya en todo lo que pueda a hacer del mundo un lugar más equitativo para todos y que aporte todos los recursos posibles a ayuda al desarrollo, a organismos multilaterales y a lo que haga falta. Francamente, no veo que el hecho de que Catalunña pudiera llegar a ser independiente suponga obstáculo añadido alguno para que esto sea posible. Es más, quizás incluso sea más probable.Saludos cordiales.

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