El ombligo de Eva
Jorge Wagensberg (Babelia, 31-8-2013) nos induce el desasosiego de Pessoa ante el mito de Adán y Eva, recurrente en la historia de la pintura y siempre representados con cicatriz umbilical en contradicción con el Génesis. Sin embargo, es desconocido que en El jardín de las delicias,de El Bosco, obra maestra en el Museo del Prado e icono del arte universal, en el panel de la izquierda, Adán y Eva carecen de cicatriz umbilical. El enigmático Bosco nos da una visión evolucionista, original e innovadora, antes de Darwin, quizá porque el cuadro hace alusión a la secta del “Libre Espíritu”.
Ante la actual onfalofilia, con adornos, tatuajes y piercings, en la región umbilical, curiosamente W.S. Maugham hace casi 100 años predijo de forma intrigante que la “mujer que exhibe su ombligo acentúa el carácter de su rostro”.
A lo último, agotada la veta de Gibraltar, siempre nos quedará el ombligo de Eva.— Francisco Javier Barbado Hernández.
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