Lo rutinario
Ha habido siempre artistas con vocación política, pero establecer que han de definirse políticamente es convertir el género de la entrevista en rutinario
Es “tendencia” que las entrevistas a actores, músicos y deportistas acaben cerrándose con unas preguntitas sobre la situación política que darán pie al titular. No se sabe muy bien si es que el entrevistador entiende que sería extraño no sacar la situación de España a colación o si es que cree necesario mostrar por dónde respira el artista y ofrecérselo al lector situado en una casilla. O puede que se trate de animar el propio asunto cultural, que a algunos periodistas les debe parecer insuficiente. El caso es que vemos atónitos a un Miguel Poveda o a un Rafa Nadal saliendo como pueden de un asunto que no dominan o del que les resulta fatigoso opinar, como la independencia de Cataluña o el caso Nóos,y a la vista está la incomodidad que sienten; por el contrario, observas cómo otros se meten en frondosos jardines, defendiendo un cambio de sistema sin aclarar qué recambio sería el óptimo para este mundo podrido.
Ha habido siempre artistas con vocación política, está claro, pero establecer por narices que un actor o un músico han de definirse políticamente cuando están presentando una película o un concierto es convertir el género de la entrevista, ya de por sí castigado, en rutinario. En las dos primeras preguntas contestan que el director es un genio y que ha sabido sacar lo mejor de ellos, en las siguientes exponen compromiso e indignación. Están todos en su derecho, los periodistas de preguntar, los artistas de responder; los espectadores, por su parte, de disfrutar, por ejemplo, de un documental como el que vi la otra noche sobre Sofía Loren, que hablaba sin tapujos de su peripecia vital, a través de la cual (guerra, pobreza, Cinecittá, Vittorio de Sica, Ettore Scola…) se reflejaba la historia italiana del siglo pasado. No era necesario el discursillo panfletario para ser imagen y símbolo vivísimo de su país.
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