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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El 'burka' volador

Una serie de dibujos animados con una heroína justiciera totalmente velada desata una sana polémica en Pakistán

MARCOS BALFAGÓN

El caso de Jiya demuestra hasta qué punto el contexto condiciona el juicio sobre un detalle aparentemente nimio. A nadie se le ocurriría fomentar la polémica acerca de la idoneidad de que Batman se esconda tras un disfraz de murciélago que solo deja sus ojos al descubierto. Cubrir casi completamente de negro a una mujer en el Pakistán actual para protagonizar una serie de televisión —aun de dibujos animados— adquiere, sin embargo, connotaciones extraordinarias.

El domingo por la tarde, la cadena de televisión paquistaní GEO estrenó la serie La vengadora del burka y fue todo un éxito, aunque quizá la polémica que le precedió fue un aliciente extra para verla. Jiya es una maestra que se defiende de los malos arrojándoles libros y lápices y, sobre todo, envolviéndose en un vaporoso y estiloso burka que le da superpoderes. Los malos son un político corrupto y un machista redomado con aspecto talibán que odia las escuelas femeninas.

Los creadores de la serie rechazan las críticas de aquellos que opinan que una heroína con burka puede fomentar el uso de esta prenda en un país en el que se usa por imposición fundamentalista.

Pakistán es la cuna de Malala Yousafzai, la joven que sufrió un atentado en octubre pasado por estudiar y reivindicar la educación femenina en su blog. La violencia talibán es extrema. Ayer mismo hubo un ataque que logró liberar de la cárcel a más de 200 combatientes islamistas. Y es en ese contexto histórico y político en el que se desarrolla este aparentemente ingenuo juego de buenos contra malos, cargado de simbolismo, en el que una poderosa heroína pelea con lápices mágicos que abren puertas y libros que golpean a los bárbaros a ritmo de música electrónica y canciones populares.

La serie tiene también un elemento importante: el humor. Humor contra los tabúes y la violencia. Ese fue quizá el gran éxito de la serie vasca Vaya semanita cuando ETA todavía mataba y quizá sea la clave de la gran aceptación de estos dibujos animados. Aunque más crucial sería el hecho de que el burka de Jiya dé alas para volar, lo que ni siquiera pueden soñar las que usan tan informe e incómoda prenda.

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