18 fotosSecretos de aeropuertoEn plena temporada alta indagamos en la cara oculta que se esconde tras un billete de avión 20 jul 2013 - 00:40CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceFacturar el equipaje es sólo la primera fase del recorrido de las maletas en su viaje hasta la bodega del avión. El cógido de barras de las etiquetas identificativas permite un control automático que va dirigiendo cada bulto. Durante 48 horas ese código es único en todo el mundo, lo que facilita encontrar una maleta en caso de pérdida.El Sistema Automático de Tratamiento de Equipajes (SATE) es un organizada maraña de cintas transportadoras situado 20 metros por debajo del nivel de la T-4. Cuarenta y dos de esos kilómetros corresponden al sistema de alta velocidad por el que las maletas viajan a 40 kilómetros por hora, cada una instalada en una bandeja amarilla.El Centro de Gestión Aeroportuaria (CGA) se conoce con el nombre de 'el cerebro de la Bestia' y está situado en la T-4. En una gran sala dividida en cuatro áreas (seguridad, operaciones, servicio al pasajero y mantenimiento de instalaciones) trabajan 70 personas por turno que controlan todo lo que pasa en el aeropuerto, desde lo más grande a lo más pequeño.En Barajas se controla el 100% del equipaje facturado. Cada bulto pasa por distintos niveles de seguridad que detectan posibles elementos sospechosos.Todo ocurre sin parar el viaje de la maleta. Solo el 3% llega a lo que se denomina nivel 3, controlado directamente por efectivos de la Guardia Civil.El aeropuerto cuenta con 90 kilómetros de galerías de servicio que acogen, separados en bandejas a distintas alturas, 12.000 kilómetros de cables.AGAENAEntre las pistas de vuelo hay lugar para las sorpresas, entre ellas una laguna y 90 hectáreas de bosques. El silencio en este lugar solo lo rompen bandadas de patos u otras aves que levantan el vuelo ante la llegada de inusuales visitantes.AGAENATres parques de bomberos dan servicio al aeropuerto. En cada uno de ellos tres sofisficados camiones especiales deben estar cargados con un total de 24.000 litros y dispuestos a llegar en tres minutos a pistas en caso de emergencia.Jesús Rero es el encargado de la halconera, un servicio de control de fauna que nació de la mano de Félix Rodríguez de la Fuente en 1970. Las rapaces, guiadas por sus halconeros, vigilan durante todo el día para evitar que las aves de la zona puedan provocar accidentes.El Túnel de Servicios Aeroportuarios (TSA), une la T-4 con la T-4 Satélite. Si se pudiera hacer un corte transversal se vería un nivel superior con tres enormes ojos, dos de circulación para vehículos del aeropuerto, con dos carriles en cada dirección, y uno central, por el que discurre el tren que comunica la T-4 con la Satélite.El equipo de detección de explosivos de la Guardia Civil forma parte de los medios de seguridad con los que cuenta el aeródromo de Barajas. Guías, perros y técnicos de desactivación están entrenados para detectar y controlar cualquier posible amenaza.Los aviones se revisan continuamente, pero los manuales de los fabricantes establecen cuándo se deben hacer exámenes en profundidad. En la imagen el taller de motores del complejo de Iberia Mantenimiento, por él pasan todos los que pertenecen a esta compañía y también los de otros cien clientes más.Cuando un motor llega para ser revisado en profundidad se despieza totalmente. Hasta la última y más pequeña tuerca pasa un examen. Este minucioso proceso exige 4.000 horas de trabajo y cuesta entre dos y cuatro millones de euros.Un mecánico permanece al lado de los grandes aviones mientras permanecen en tierra. Supervisa revisiones programadas, permanece atento a cualquier irregularidad que se detecte desde la cabina y controla algunas de las maniobras que se realizan con el aparato: como la conexión del tractor 'push back'.Durante los 90 minutos de media que permanece en tierra un avión de largo recorrido se suceden los procesos alrededor. En la bodega de un avión de pasajeros, además de sus equipajes, se transportan contenedores con las cosas más diversas que se puedan imaginar. Cada contenedor debe ocupar un sitio determinado establecido en una especie de mapa de carga que equilibra los pesos y facilita el desembarque al llegar a destino.La conexión con el 'finger' se separa de la aeronave. El 'push back' engancha y eleva su rueda delantera y empuja al gigante marcha atrás hasta colocarlo en su calle de rodadura. En ese momento el mecánico agitará una pequeña pieza con un visible cordón rojo que avisa al piloto para que sepa que ya tiene el control de la dirección. Empieza el viaje.Exterior de la Torre de Control Norte. Tiene 71 metros de altura y se construyó durante una de las ampliaciones que ha experimentado el aeródromo madrileño, la misma en la que se inició la construcción de la tercera pista. La Torre entró en funcionamiento el 31 de octubre de 1998.Desde el fanal de la Torre de Control organizando la salida de los aviones que disciplinados aguardan en su Zulu, el punto de espera y parada, las instrucciones para salir a una cabecera de pista.La T-4 del aeropuerto de Madrid-Barajas se inauguró en 2006 y el diseño es del arquitecto británico Richard Rogers. Tiene 470.000 metros cuadrados, una superficie en la que, si se instalaran canchas de baloncesto, se podrían jugar al mismo tiempo 1.119 partidos.