Errores médicos
No hace todavía un mes, un familiar ingresó en un hospital de Sevilla para someterse a una intervención quirúrgica, todo parecía fácil, incluso el cirujano —una persona con prestigio— iba confiado. Este familiar salió “muerto”. No hubo más que explicaciones ambiguas y muchas veces incomprensibles (ninguna por parte del cirujano, que desapareció). Pasamos 18 días de UCI angustiosa, cada día y cada noche. Agarrándonos a cada pequeña esperanza que nos transmitían los médicos intensivistas.
No despertó, se fue de una manera absurda cuando aún no le tocaba y dejando tanto dolor como rabia en los que nos hemos quedado sin él. Ni siquiera hemos tenido el consuelo de que el cirujano nos hablara con franqueza y asumiera su error, todos los cometemos, y todos los afrontamos. ¿Por qué es tan difícil que esto ocurra en la clase médica? ¿Por qué nunca sabremos qué pasó realmente en ese quirófano? Creo que tenemos derecho, un derecho que cuando ocurren estos errores médicos no hay forma de obtener.— María Cruz Lozano Pérez.
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