La Vía Campesina, 20 años por la soberanía alimentaria
Por Tom Kucharz, de Ecologistas en Acción
Esta escena real, en la que participé como miembro de la delegación, puede ser una buena imagen para ilustrar el trabajo de La Vía Campesina, la organización internacional que la semana pasada cumplió 20 años. Representa hoy en día a más de 200 millones de personas de 183 organizaciones de todo el mundo, desde agricultores a pescadores, pasando por jornaleros o campesinos sin tierra. Y visibiliza resistencias locales, como la de las comunidades del Chocó e Indonesia, porque en realidad forman parte de luchas globales. La Vía Campesina dinamiza muchas movilizaciones en escenarios tan diversos como las cumbres de cambio climático, la OMC, y la FAO, contra la importación de semillas de Monsanto tras el terremoto en Haití o la oposición al golpe militar en Honduras. Han conseguido algo tan difícil como representar a poblaciones marginadas con una voz mundialmente reconocida.
"Somos nosotras y nosotros los que alimentamos a la humanidad y cuidamos la naturaleza. Las generaciones futuras dependen de nosotros para el cuidado de la tierra", recordaban la semana pasada en Yakarta, durante la conferencia que reunió a representantes de 88 países.
A los 20 años de su nacimiento la lucha es construir la soberanía alimentaria. Algo tan básico como el derecho de los pueblos a decidir cómo usar sus tierras, promoviendo la autosuficiencia y una agricultura a pequeña escala con un control democrático, que la alimentación vuelva a ser un derecho y no una mercancía con la que se especula. En algunos países muchos de esos principios se han convertido en políticas públicas, una parte de la comunidad científica reconoce ahora los efectos positivos de la agroecología en la reducción de la pobreza y la mitigación del cambio climático. Y los Derechos de los Campesinos han sido reconocidos por la ONU. Todo eso se debe, en buena medida, al trabajo, las acciones y la cohesión de La Vía Campesina. Una organización que además ha logrado, como pocos colectivos internacionales, dar prioridad a la igualdad de género y colocarlo en el centro de su agenda.
En estos veinte años se han logrado muchas cosas, pero quedan muchas más. Por eso La Vía Campesina ha terminado su encuentro de Yakarta llamando a "tejer hilo a hilo la unidad a nivel global entre organizaciones del campo y la ciudad para participar en la construcción de una nueva sociedad, basada en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad. "Movilizaciones populares, la confrontación con los poderosos, la resistencia activa, el internacionalismo, el compromiso con los movimientos de base locales, son esenciales para lograr cambios sociales efectivos", afirma el movimiento campesino, cuya gran fortaleza es crear y mantener la unidad en la diversidad.
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