‘Larga Marcha’ en el espacio
China muestra su poderío en la carrera espacial y así busca disputar la hegemonia a Estados Unidos
Será chino el siguiente humano que pise la luna? Con la discreción que le caracteriza, pero sin concesiones en el cumplimiento estricto del programa pautado, la República Popular China ha emprendido un ambicioso programa espacial que debe culminar a partir de 2020 con la instalación de un gran laboratorio flotante y su primera misión tripulada al satélite. El programa se inició en 2003 y ayer partió del desierto de Gobi la quinta misión con destino al laboratorio de pruebas que tiene en el espacio, donde permanecerán quince días.
Los nombres con los que se han bautizado los distintos elementos de la misión indican el carácter épico que el Gobierno chino ha querido dar a su cometido. La China de hoy está muy lejos de aquella nueva república popular, orgullosa pero atrasada, que llevó a su fundador, Mao Zedong, a lamentar en 1949 que no fuera capaz ni de enviar una patata al espacio. La combinación de dos sistemas en un solo país, comunismo en lo político y capitalismo en lo económico, ha dado como resultado la emergencia de un competidor capaz de sumarse a los países que conquistan el espacio.
Y así es como el cohete Larga Marcha propulsó ayer la Divina Nave que ha de llevar a sus tres astronautas al Palacio Celestial 1, es decir, la estación espacial. El propósito del programa es hacer crecer ese palacio celestial del universo hasta convertirlo en una estación permanentemente ocupada.
Al margen del interés científico y propagandistico que pueda tener poner de nuevo el pie en la luna, a nadie se le oculta que el programa espacial chino tiene otro alcance muy terrenal. En la memoria de todos está el primer paso dado sobre la luna por Neil Armstrong en 1968. Pero el programa que llevó al Apolo XI hasta la luna fue proyectado por Estados Unidos para, entre otras cosas, dejar claro quién llevaba la delantera en la carrera espacial: es decir, quién era la verdadera potencia mundial. Pues bien, parece que China ha elegido también este sistema para levantar acta de su condición de líder espacial que le disputa a Estados Unidos esa hegemonía que ostentaba en solitario desde la caída de la Unión Soviética.
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