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'LE MONDE'

Crisis democrática en Francia

Las mentiras del exministro Jérôme Cahuzac son devastadoras para François Hollande

Tras cuatro meses de solemnes negativas, la confesión por Jérôme Cahuzac de que ha tenido una cuenta bancaria en el extranjero es devastadora. Para el exministro, fulminado por su falta y su mentira. Para el jefe del Estado y el primer ministro, cuya autoridad ha sido ridiculizada. Para la Asamblea Nacional, cuya confianza ha sido traicionada. Para todos los responsables políticos, a los que, más que nunca, los franceses meterán en el mismo saco. ¿Cómo ha podido Cahuzac proclamar su inocencia urbi et orbe cuando sabía que era culpable?

(...) El escándalo Cahuzac se ha convertido, instantáneamente, en el problema de François Hollande. Afecta al corazón mismo de su poder. La pérdida de crédito del jefe del Estado, que ya era profunda y lastraba su acción desde hacía 10 meses, puede convertirse en abismal, paralizante. A los ojos de los franceses, bien ha sido ingenuo o incompetente, bien ha encubierto más o menos esa mentira. En ambos casos, la falta es grave. Hollande había hecho campaña para restablecer una “República ejemplar”, hoy en quiebra. Y se ve secamente interpelado por una derecha que, sin embargo, apenas puede dar lecciones.

(...) A la crisis económica y social en la que Francia está sumergida, al clima político que ya tenía un tono mortecino, se añade ahora una profunda crisis democrática. El presidente de la República tiene hoy la responsabilidad de responder. Es inmensa. Es inmediata. François Hollande está obligado a dar respuesta, si quiere ahorrarle al país catástrofes políticas y una regresión democrática todavía más graves.

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París, 4 de abril de 2013

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