Un círculo vicioso
El mercado vende la idea de que las películas y los videojuegos violentos no promueven, influyen ni ayudan a la violencia; pero la realidad es que cuando algo se ve tanto que se convierte en cotidiano, la primera reacción es que uno se acostumbra a “ver” violencia y, por tanto, la persigue o condena de alguna forma, con menor intensidad.
Lo mismo ocurre por ejemplo con la corrupción política. Al final uno se acostumbra tanto a ella que se hace demasiado habitual, tanto que la repulsa no tiene la misma intensidad. Solo dando veredictos ejemplares se puede salir de este círculo vicioso.— Luis Mariano Moreno Écija.
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