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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

¿Coherencia o ruptura al pasar de la arquitectura al diseño?

Anatxu Zabalbeascoa

¿Se atrevería a poner nombre al autor de este tirador?

 ¿Le parece que su sensualidad encaja dentro de la obra de Patricia Urquiola? ¿O más bien se inclina a pensar en una de las deconstrucciones, pasadas por un cálculo de flujos sinuosos, de Daniel Libeskind? Blanco, aparentemente blando y de corte orgánico, ¿podría ser de Jean Nouvel?

 Las soluciones al final del post. Y la pregunta al principio:

¿Qué esperamos de los arquitectos metidos a diseñadores coherencia o ruptura? ¿Puede un profesional fraccionar sus edificios para anunciarse y, sin embargo, idear tiradores para pasar desapercibido?

El primer tirador está fabricado con porcelana y lo diseñó Jean Nouvel. Lo ha bautizado como Chelsea, el nombre del hotel para el que lo ideó, y lo justifica con voluntad de ruptura. No tanto dentro del conjunto de su obra como con la costumbre, el inmovilismo, que reflejan las puertas. El arquitecto asegura que las manijas suelen ser frías, con frecuencia cuadradas y casi siempre poco agradables al tacto. Añade que siempre trata de buscar para sus tiradores una identidad, una forma redondeada y una apariencia táctil: “una manija es un detalle que confiere profundidad al espacio”, ha dicho. No hace falta recordar que Nouvel es un arquitecto que quería ser pintor y que, desde hace unos años, realiza esculturas. El pomo de la puerta ciertamente invita a cogerlo. Tiene la forma de la mano, de una mano grande, que además de agarrar, parece señalar.

 

Aunque aparentemente resulta sobrio, casi anodino –como muchos proyectistas creen que deben ser los tiradores-, este segundo, ideado por Daniel Libeskind, podría tener que ver con la desmaterialización, que podría ser una variante de la deconstrucción. El arquitecto ha limitado al máximo la cantidad de metal empleada en su fabricación. La idea no es tanto entrar en las casas como abrir las puertas de lugares sofisticados. Y su idea de la sofisticación tiene forma de ángulo agudo.



El tercer tirador, de Patricia Urquiola, es el último entre las novedades de la empresa italiana Olivari, que lleva cien años ideando manijas y decidió recurrir a proyectistas de todo el mundo para actualizar su catálogo. El de Urquiola tiene nombre de mujer. O de canción. “Lucy es un tirador suave, más gráfico que volumétrico”, explica la asturiana. Y se fabrica en latón.

Por si a alguien le apetece seguir jugando. Les dejo con, por hermoso o chocante, lo mas significativo de la colección.

Empecemos con históricos como (los autores debajo de la imagen):



Gio Ponti (Lama)

Ignazio Gardella (Garda)

o Joe Colombo (Paracolbi Alfa)

 Puede que este les sorprenda

 

¿Gana puesto en una puerta?



Lo ha diseñado Dominique Perrault (Ice cube)




Este es de Shigeru Ban (Moon)

Y, finalmente, estos son de dos maestros del diseño

Vico Magistretti (Club)

y Enzo Mari (Stilo) ¿Se quedan con alguno?

 

 

Comentarios

Y todo esto para abrir una puerta? Tienen modelitos para el Hades?
No entiendo muy bien que se hable de arquitectos metidos a diseñadores, un tirador (o pomo), como parte del edificio forma parte del trabajo del arquitecto, lo ideal es diseñarlo o como mínimo elegirlo.Por ejemplo Alvar Aalto diseñaba los pomos de las puertas de sus edificios, y no decíamos que "se metía a diseñador", simplemente su trabajo de arquitecto era tan minucioso que diseñaba hasta el más mínimo detalle. Ojala pudiese seguir siendo así.http://www.lovingswitzerland.com/2013/02/villelelac-lecorbusier-vevey.html
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Totalmente de acuerdo con Eduardo. Lo ideal sería poder diseñar hasta el más mínimo detalle. Aunque en los tiempos que corren sólo se pueden realizar recomendaciones a los clientes y éstos toman la decisión muchas veces priorizando el tema económico.

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