Trajes Mariano
Antes en Europa con nuestros impuestos se construían monasterios. En la era de la corrupción se compran trajes. Los papeles de Bárcenas dejan claro que quedan menos secretos
Empieza la semana con la portada de la revista Hello, la versión inglesa de nuestro ¡Hola!,con sir Elton John y su marido, David Furnish, posando con sus dos hijos, Zacarías y Elías, mostrándolos sonrientes al mundo, y a Luis Alfonso de Borbón, que existe un nuevo tipo de familia y de portadas para la conservadora prensa del corazón. Pero también llegan los papeles de Bárcenas, con secretos al descubierto que te dejan pensando en lo difícil que es crecer en un mundo honesto. Porque parece que, al menos en España, la honestidad se ha acabado por un largo rato. Los cuatro gatos tontos que pagamos impuestos, que no ayudamos a constructoras, tenemos derecho a pensar que antes en Europa con nuestros impuestos se construían monasterios. En la era de la corrupción se compran trajes.
Los papeles de Bárcenas (un término que, cuando amaine el escándalo, el partido podría reutilizar como marca de papel higiénico) dejan claro, ahora que vamos conociéndonos, que quedan menos secretos. Quedan personas físicas, personas jurídicas y, desde luego, esos coqueteos que mantienen con la moda los caballeros del Partido Popular: les encanta cambiar de traje. Hubo trajes en Gürtel y hay trajes y corbatas en los papeles secretos de Bárcenas. Ese era otro secreto del extesorero, su habilidad de convertir oro en tela y tela en oro. En 2006 dispusieron de una partida de 667 euros para adquirir unas “Corbatas Presidentes”, que imaginamos autonómicas, de naturaleza ancha y colorido pastel, baratas para comprar a docenas. Podemos imaginarnos a Bárcenas o a su aliado, el señor Lapuerta, inquiriendo un “¿qué pasa con la corbata que te regalamos, majete?”. En la investigación de EL PAÍS figura otra partida fashion, también el año 2006, por 9.100 euros bajo el concepto “Trajes Mariano”. Se puede tratar de una presunta creación de trajes de caballero, o de que si vas a ser algún día presidente, el partido asume tu vestuario a la medida sin que eso signifique que una vez cumplida la misión lo devuelvas. ¿Acaso van a reconvertir el Salón Andalucía, allí donde Bárcenas gestionaba sus archivos secretos, en un showroom de los “Trajes PP”? Según estos papeles, los gastos en moda en el partido se dispararon en 2008, cuando ya la crisis afilaba las tijeras y venían elecciones generales. En ese abril, cita la investigación, “salieron de caja 11.020 euros para unos ‘Trajes M. R.”. Históricamente, los trajes y el Partido Popular se atraen. A Camps le costaron la presidencia, pero terminó con un reportaje en Telva cual Óscar de la Renta en Altea.
En cualquier caso, es necesaria más transparencia, no necesariamente en el traje, sino en su financiación. No nos rompamos tanto las vestiduras: los que ganan en ese mundo macho y sobrevestido de la calle de Génova son los sastres. ¿Cobraría Bárcenas un sobresueldo como estilista?
Tanto secreto y sale Sara Carbonero diciendo lo que piensa sobre el Real Madrid, desnudando las intimidades del vestuario, en la televisión mexicana; y Eufemiano Fuentes, aleccionando a sus compañeros de transfusiones a que actúen en el juicio “como Sharon Stone en Instinto básico, las manos juntas y abajo”. Todo esto ha dejado un poco deslucida la onomástica del príncipe Felipe “El Preparado”. Habría que recortar ese empeño de recordarnos lo preparado que está el heredero al trono. Además, ahora todo son prisas. ¡Que abdique, que reine! No hay que olvidar que durante años también se insistió en que la banca española era de las más solventes de Europa. Y mira ahora cómo estamos. Felipe “El Preparado” posó en Fitur junto con Letizia, muy preparada también, en el estand de Asia, que es adonde vamos todos a recuperar la sonrisa y la esperanza.
Un día antes, la infanta Cristina viajó en business class del puente aéreo Barcelona-Madrid de las 11.45, uno de esos momentos en que se puede respirar todavía el agradable perfume del privilegio y la tranquilidad que da volar a cargo de otros. Y fuera de hora punta. Un chill out entre las nubes, desde donde contemplar tanto la belleza nevada de los Pirineos como la serenidad de la Infanta, que saludó a periodistas y ejecutivos al regresar del lavabo. Con ese natural estado de mantenerse en su propia realidad, se entregó a la lectura. Se lee mucho en esas primeras filas. Entre té y café, los periódicos se intercambian, vuelan de unas manos a otras. Ella supo evitar todo ese frufrú de papeles. Pocos hablaron, para no desconcentrarla y seguramente para no comentar nada de lo del duque em Palma do. Y así llegó a destino, sentada en el soleado 1A con su guardaespaldas en el sombrío 1C (en business, el asiento de en medio es para el bolso), absorta en esa novela cuyo título mantiene todavía en secreto.
Lo más probable es que ese hechizo haya sucumbido al entrar en La Zarzuela, cuando le hayan dicho alguito sobre el momento que los correos misil de su exsocio Torres le están haciendo vivir a la institución y, en especial, al exsecretario de las infantas, el señor Revenga. Pero ahí también se leyeron los papeles secretos de Bárcenas y la Infanta pudo ofrecer una frase magistral: “Cuando veas los trajes de tu compañero cortar, pon los tuyos a remojar”.
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