Las dificultades con las cuentas B

Vaya por delante que soy auditor desde hace más de 25 años.Oigo y leo en los medios que el PP anuncia revisiones contables y auditorías sobre la gestión económica de los últimos años. Cualquier profesional sabe que no es posible auditar cuentas B porque se diferencian de las cuentas oficiales precisamente en que no se ajustan a la Ley General de Contabilidad. Por tanto, no son auditables. Si quieren investigar de verdad, que lo hagan con fiscales o inspectores de Hacienda, no con auditores, que nunca darán su opinión sobre contabilidades opacas. Que no me diga la señora Cospedal que va a revisar una y mil veces la contabilidad interna, que a bien seguro será correcta; lo que espero es que inspeccione la contabilidad externa y nos explique el origen y la aplicación de los fondos, o sea, el dinero.— José Luis Esquiroz Zapatero. Bilbao.

Que no engañen a los ciudadanos acusando únicamente al tesorero del PP. Los sobres seguramente salían de “favores” que cargos públicos hacían a empresarios y de irregularidades diversas, ese es el verdadero problema que nunca se dilucidará. Bárcenas, hasta cierto punto, era un mero repartidor.— José María Rodríguez García. Madrid.

La política hoy por hoy es una actividad delictiva que está poniendo en peligro el Estado de bienestar. Desde los casos Filesa, Ibercorp y Roldán, que provocaron la caída del Gobierno socialista de Felipe González, a la más reciente trama Gürtel no han dejado de sucederse escándalos de corrupción por parte de políticos de uno y otro signo.

¿Podría un político honrado hacerse hueco en el gran océano de la trama Gürtel, en la máquina de fabricar ERE falsos en Andalucía, o en el ir y venir de sobres con dinero negro en la sede del PP? Imposible. Sería un compañero desleal e incómodo.

Para no detener este modus operandi de los grandes partidos, del que son responsables todos sus dirigentes, bien por acción dolosa u omisión inaceptable del más elemental deber de control y supervisión, han inventado las conocidas comisiones de investigación, formadas por políticos del propio partido para “depurar responsabilidades” de sus compañeros y el control del Poder Judicial mediante el sistema de nombramientos.

Además del daño que se hace a la imagen de España en el extranjero, esta corrupción moral de nuestros gobernantes conlleva un empobrecimiento económico de la sociedad, que ve cómo el dinero de sus impuestos, ya no va a la convocatoria de oposiciones ni a equipar colegios y hospitales, sino a cuentas en Suiza.— Daniel Bernardo Soler. Granada.