Una cuesta casi imposible de subir

Los estudiantes no sabemos cómo pagarnos nuestra formación. Y los problemas están creciendo con los recortes que se están llevando a cabo. Llevo tres años estudiando y cada mes de noviembre de vuelvo a una encrucijada hasta el mes de enero, sabiendo que me pueden denegar la beca. Por tercera vez me la han denegado y he tenido que pedirle el dinero a la familia para que me pagaran la matrícula. Aunque esta vez cumplía todos los requisitos económicos para que me la hubiesen dado, no me la han concedido por el cambio de ley: por haber suspendido dos asignaturas el año pasado cuando los requisitos son ahora del 90% de aprobados. Pero mi inquietud va más allá. Temo por muchos de mis compañeros. Cuando me dirigía a reclamar mi beca, una de ellas, que me acompañó, me comentó que como no se la concedieran iba a tener que ir a Cáritas a pedir comida. Evidentemente seguir estudiando sería un sueño. Somos estudiantes de Trabajo Social, y estudiamos todas las herramientas para ayudar a los demás, pero es verdaderamente muy triste utilizar éstas para paliar nuestros problemas por injusticias del Estado de Bienestar. Ah! Es que se me olvidaba. También han recortado en servicios sociales.— Antonia Marfil Moreno.