Jóvenes aventureros

Acabo de leer la crónica sobre las declaraciones de la secretaria de Estado para la Emigración en las que loa el acendrado espíritu aventurero de los jóvenes que emigran al extranjero en busca de trabajo. Espíritu que, lamentablemente, se había ido diluyendo desde que perdimos el imperio, pero la briosa juventud española ha despertado y, de nuevo, se lanza a la conquista del mundo y sin tercios, que tiene mucho más mérito.

Imagino que habrá muchos que se hayan indignado por las palabras de Marina del Corral. No es mi caso puesto que yo también me siento orgulloso de nuestros jóvenes y no tan jóvenes, por cierto. A menos, claro, que piense que los mayores de 35 se van para poder comer y nada de aventuras.

La empresa en que trabajaba cerró el pasado mes de enero y en los tres años anteriores llevó a cabo dos ERE. Más de 300 compañeros míos están repartidos por el mundo, de Vietnam a China, el golfo Pérsico, África, etcétera. He puesto en su conocimiento, a través de Internet, las agudas expresiones de la secretaria y los comentarios llegan incesantemente y todos en términos muy parecidos. Me disculpo por no reproducirlos. Desgraciadamente para mí, el paro me llegó a una provecta edad y sin pizca de espíritu aventurero. Mi única aventura es la encarnizada lucha, que ya dura 10 meses, con el Gobierno para conseguir que cumpla la ley y me permita jubilarme. De momento va ganando el Gobierno.— Gonzalo O’Kelly Pérez. Palmañola, Baleares.

Marina del Corral, la secretaria general de Inmigración y Emigración, tiene claro que los jóvenes se desplazan al extranjero no solo por la crisis, sino por su impulso aventurero. Yo le digo que aventura es quedarse en España. Aventura es repartir cada día currículos y no encontrar trabajo. Aventura es empezar una carrera en la universidad y que el propio profesor te advierta del no futuro que te espera. Aventura es sobrevivir cada día con el monedero vacío.— Raquel Sancho Martín. Barcelona.

Acabo de ver en las noticias dos intervenciones memorables. Ya tenemos bastante con subsistir ante esta crisis/estafa como para tener que soportar que nos insulten algunas personalidades como estas.

En la primera intervención, la secretaria de Estado para la Emigración afirma sin sonrojarse que los jóvenes españoles emigran por su afán aventurero. No sé en qué estudio basa esta afirmación pero tengo claro que mi hija no está reflejada en él. Mi hija lleva viviendo en Francia desde octubre, cursando un máster por mucho menos dinero de lo que cuesta aquí y costeado con sus ahorros. También está buscando el trabajo que este país le niega. Ella no se siente una aventurera sino una exiliada económica.

Un miembro de la OCDE manifiesta en la segunda intervención su disgusto y preocupación por la actitud de los parados de larga duración. Considera un mal hábito pertenecer a este grupo y se pregunta cuántos más malos hábitos habremos adquirido los que, como yo, llevamos mucho tiempo sin encontrar trabajo. Quiero tranquilizarle ya que con los 426 euros que cobramos solo nos podemos permitir el no trabajar.— Pilar Vera Guerrero. Madrid.