La sostenibilidad no tiene rostro (fijo)
FOTOS: David Cabrera
La intersección de dos triángulos forma un volumen facetado como un cristal. The Crystal es el nombre del edificio ideado por la firma Wilkinson Eyre y sufragado por la multinacional alemana Siemens en el Este de Londres a dos kilómetros del estadio olímpico y ocho del corazón de la ciudad. El nuevo centro acoge la mayor exposición permanente del mundo sobre sostenibilidad. Y quiere convertirse en el espacio para el debate del asunto, tan nombrado como desconocido, que va a cambiar irremediablemente nuestras ciudades.
El cristal que da nombre al edificio remite al Crystal Palace que Joseph Paxton levantará en Londres para mostrar las entonces últimas innovaciones de la revolución industrial durante la Exposición Universal que la ciudad acogió en 1851. Pero además, las múltiples facetas del cristal, y del edificio que quiere emularlas, hablan de las muchas y variadas caras que tiene, y deben tenerse en cuenta, hablar de sostenibilidad.
Así, el edificio, que ha sido abierto al público este otoño y que acoge congresos, conferencias y una exposición permanente en la que los visitantes pueden, por ejemplo, producir electricidad con el movimiento de su cuerpo (Tesla Go Electric), tiene una forma icónica que busca popularizar su propuesta y asegurar la rentabilidad de una inversión de cerca de 25 millones de euros y que, sin embargo, resulta indefinida, ambigua, multifacetada. Esa geometría de aristas resulta oportuna para retratar a la escurridiza sostenibilidad. Sin embargo, el cristal, con su escasa capacidad aislante, y su transparencia, resulta inoportuno como rostro de un edificio sostenible. El inmueble produce toda la energía que consume (con paneles solares) y la acumula en una batería gigante para los días menos soleados. Además de estar dotado de un sistema para reciclaje de aguas grises y para reciclaje de agua de lluvia, el inmueble cuenta con todas las novedades domóticas que hacen que sensores de presencia y uso vigilen el apagado y el encendido de las luces y los aparatos consumidores de electricidad que los ciudadanos despistados, desinformados o irresponsables no acertamos a controlar. Con todo ese despliegue de sensores, leds y buenas intenciones, el nuevo icono del barrio de Newham es un catálogo parlante para la empresa Siemens. También un edificio llamativo e incómodo que habla de las múltiples facetas que tiene la sostenibilidad y puede tener una arquitectura sostenible.
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