Agravio en Cataluña
A pesar de que el fantasma de la secesión es una distracción inoportuna, España aún necesita cambiar
George Orwell (...) combatió en las trincheras de la Guerra Civil española para defender a Cataluña del general Franco. Seguramente le entristecería lo que está pasando en esa bella y cultivada esquina de España. El 25 de noviembre los catalanes votarán en una elección regional convocada como un referéndum no oficial sobre la independencia. (...)
¿Qué habría de malo en que 7,5 millones de personas con lengua y cultura propias eligieran convertirse en un Estado-nación? A primera vista, es difícil objetar a lo que los nacionalistas catalanes llamamos el “derecho a decidir”. Pero de hecho, hay muchas razones por las que los catalanes no deberían desperdiciar su energía tratando de romper con España. Empiezan por recordar la definición de Orwell del nacionalismo como una “hambre de poder atemperada por el autoengaño”.
Según la Constitución de España de 1978, Cataluña cuenta con mayor autonomía que ningún otro rincón de Europa. (...) Dicho esto, el problema catalán no puede ignorarse. (...) La Constitución dice que solo el Parlamento español puede convocar un referéndum —y no lo hará—. La Constitución ha servido en general bien tanto a España como a Cataluña, pero hay razones para que se actualice.
Las quejas de los catalanes se reducen a dos cosas (...) La respuesta más clara a estas quejas sería que España formalmente adoptase el federalismo (...). Hacerlo requeriría un pacto nacional para revisar la Constitución. Después de la votación catalana, sería aconsejable que el señor Rajoy pusiera en marcha ese proceso.
Londres, 23 de noviembre
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