Sostenible con minúscula: tijeras para toda la vida
Las tijeras más famosas del mundo cumplen 45 años y son una lección de diseño y civismo. En 1967 los empleados de la empresa finlandesa Fiskars votaron. Eligieron que las primeras tijeras con mango de plástico del planeta tuvieran un asidero naranja en lugar de negro como estaba previsto. El naranja era una cuestión sostenible, con minúsculas, pero sostenible. Para elaborar el primer prototipo de tijeras para cortar tela habían empleado la resina naranja sobrante de la fabricación de un exprimidor que la empresa producía por entonces. Casualidad, sostenibilidad y democracia se dan cita en la historia de las tijeras más conocidas del mundo. Pocos productos industriales se acercan al billón de ejemplares que esta firma lleva vendidos. Y todo empezó en un pueblo, llamado Fiskars, hace 363 años.
El pueblo, en el extremo sur de Finlandia y al oeste de Helsinki, tenía fama de avanzado, de saber cuidar las tradiciones y la artesanía. Eso lo transformó luego en un buen lugar para que arraigara la modernidad. Así, desde finales del S. XIX supo industrializar muchas de sus tradiciones y de ese modo ganó reputación como productor de cuberterías sólidas, precisas y duraderas.
En ese escenario se desarrolló Fiskars, la compañía más antigua de Finlandia, que, aunque hoy agrupe a numerosas otras empresas, facture 697 millones de euros al año y emplee a 3.800 trabajadores, tiene en unas tijeras, con mango de plástico naranja, el resumen de su identidad.
La forma ergonómica para ayudar en el corte dibujó el asa de las tijeras más imitadas del planeta. La precisión -para realizar el trabajo sin esfuerzo- se debía en parte a la ligereza –derivada de sustituir acero por plástico-. Con esos ingredientes, las tijeras se hicieron valer. Por el hecho de durar se han convertido en rentables, en indispensables, también en sostenibles: están garantizadas de por vida. Así, todos los ingredientes del mejor diseño se mezclan en esta pieza sobresaliente y cotidiana con valores emotivos, como la intuición que se precisa para usarlas, o el hecho de que las tijeras se hayan convertido hoy en un icono internacional del diseño funcional que es algo más que función. El naranja casual del principio es hoy sinónimo de tijeras de calidad y la enorme gama de productos para todo tipo de cortes no ha podido superar a las tijeras originales pensadas para toda la vida y, en realidad, capaces de todo tipo de corte. Un ejemplo del mejor diseño.
Babelia
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