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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Suiza no se fía del Nobel

El ejército helvético realiza maniobras ante eventuales disturbios derivados de la crisis del euro

SOLEDAD CALÉS

Mientras en Oslo el Comité noruego le concedía a la Unión Europea el Premio Nobel de la Paz, en Berna las autoridades desconfiaban. Tanto, que en septiembre el Ejército suizo llevó a cabo unas maniobras para prepararse contra los posibles disturbios sociales desatados en el propio país o derivados de la llegada masiva de refugiados y emigrantes, expulsados por la crisis, de Grecia, España, Francia, Italia y Portugal.

Según ha informado la prensa suiza, unos 2.000 oficiales participaron en este ejercicio, bautizado Stabilo Due y llevado a cabo en ocho ciudades de la Confederación Helvética (que pese al nombre se define en su Constitución como una federación). Se trataba de probar la rapidez de reacción de la policía si ante tales eventualidades se viera desbordada y necesitada de apoyo militar.

La verdad es que los disturbios están proliferando con la aplicación a rajatabla de medidas de austeridad en poblaciones que están llegando casi al límite de su aguante. En Portugal, por vez primera se han registrado actos de violencia en las protestas contra la última vuelta de tuerca, una fuerte subida de los impuestos. En Grecia la situación se está recrudeciendo.

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Pero, ¿tanto como para que llegaran olas de refugiados a una Suiza que se mantuviera como un oasis en medio de la crisis, con un 22% de la población formada por emigrantes de esos y otros países?

Claro que en todo esto hay una parte de trampa. El año próximo los suizos podrían tener que pronunciarse en referéndum sobre el mantenimiento de un servicio militar en el que participan, casi de forma constante, 200.000 ciudadanos en un país de ocho millones escasos de habitantes. El Ejército tiene dificultades para convencer a los suizos de las razones para mantener este despliegue que requiere esfuerzos constantes de movilización por parte de la población, aunque forma parte de la idiosincracia del país. Quiere encontrar nuevas misiones.

De momento, el jefe del Ejército, el general André Blattmann, se propone pedir el despliegue de 1.600 soldados para vigilar aeropuertos, instalaciones industriales y sedes de organizaciones internacionales en Ginebra. No vaya a ser que el Comité Nobel se haya equivocado.

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