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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Un arquitecto que hacía algo más que su trabajo

Anatxu Zabalbeascoa

Cubierta de libro Joaquín Ortiz, un arquitecto racionalista de Higinio del Río Pérez (Hércules-Astur ediciones)

Joaquín Ortiz fue un arquitecto racionalista. Y una persona racional. Como arquitecto racionalista poco pudo construir en el pueblo asturiano en el que trabajó, Llanes, y bastante contribuir en lugares donde se apreciaba la construcción con pocos medios como Santo Domingo –tras exiliarse en 1940, después de pasar por los campos de concentración franceses de Argeles- o Venezuela, después. De su racionalidad personal, sin embargo, dio muestras toda su vida: evitando la destrucción del retablo de la iglesia parroquial –mientras militaba en el lado republicano-, salvando la vida a personajes de la derecha –durante la Guerra- o dando clases gratuitas, de geometría y matemáticas, durante el tiempo en que fue arquitecto municipal de Llanes.

El periodista asturiano Higinio del Río Pérez lo averiguó, lo investigó y lo contrastó con minuciosidad de historiador. Y luego decidió escribir sobre Ortiz para recuperar su recuerdo recreando, con imaginación, la vida de Llanes en los años 30 y la cotidianidad del propio Ortiz, desde que llega para convertirse en arquitecto del Ayuntamiento hasta que regresa en 1977 y muere, prácticamente en el anonimato, en Ribadesella, en 1983. Describir detalladamente los gestos del arquitecto, sus acciones, sus ideas y decisiones en un libro, es decir, trazar la biografía sobre Ortiz, se ha convertido ahora en el particular empeño de Del Río, que ejerce, tras ganar una oposición, de director de la Casa Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Llanes. En su labor por recuperar, salvaguardar y dar a conocer la cultura local, la biografía de Ortiz tiene mucho de rescate. Pero en el empeño puesto al recrear un tiempo y una actitud, por encima de explicar una obra, se lee tanto la fascinación por el ejemplo de un personaje como por la calidad de su arquitectura. Calidad humana y arquitectónica se encontraron en Ortiz. No siempre se puede decir lo mismo de los mejores arquitectos.

Joaquín Ortiz fue uno de los máximos exponentes del racionalismo en Asturias. Y también un desconocido para los proyectistas asturianos, como atestigua el prólogo a este libro, que firma el también el proyectista Joaquín Aranda Iriarte. Fundador de la Agrupación Socialista de Llanes, Ortiz fue además masón (Del Río recoge que era “grado 33 en la jerarquía masónica”) y también autor de La Rula, la carismática lonja del puerto de Llanes –que un Del Río apasionado compara con el Guggenheim de Bilbao-. También firmó edificios racionalistas “de exportación”, como el Felipe Temmo en Caracas o la Casa Vitienes, en Santo Domingo. Y levantó piezas extraordinarias, como el hangar asturiano de la cuesta de Cue, un aeródromo que tal vez quiso construir el futuro demasiado pronto y del que solo se conserva una foto.

Más allá de las palabras y el preciosismo con que Del Rio recrea la época, que un libro pueda contribuir a salvar el recuerdo de un arquitecto es importante para los libros y para la arquitectura. Que un periodista decida retratar la figura de un arquitecto por su calidad humana también podría convertirse en notica. Esa es la de hoy.

Comentarios

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He tenido en la mano éste libro. El personaje fue un desconocido para la mayoría de los ciudadanos de Asturias hasta hace poco tiempo y sacarlo a la luz es una tarea que merece elogios. Aparentemente está bien documentado, y al menos, a un primer golpe de vista es un libro coherente. Pero, y lo siento por lo del "pero"..., es posible que le falte un mayor capacidad de análisis crítico de arquitectura . Un trabajo más relacionado con la historiografía de la arquitectura que con un relato de difusión.Hecho en falta un punto de partida, como el que nos plantea Frashid Moussavi en su libro La Función del Ornamento, que dice "La arquitectura necesita mecanismos que le permitan vincularse con la cultura. Para lograrlo aprovecha continuamente las fuerzas que conforman la sociedad como material de trabajo, Y por ello, su materialidad es compleja , compuesta por fuerzas visibles e invisibles". Esta frase podría servir como el inicio de una hipótesis de trabajo aún más compleja para un arquitecto como Joaquin Ortíz .
Es gracioso el tal Kaiokoia, que se agarra al recurso fácil de copiar una frase de Moussavi para hablar de un libro que no ha leído. Gracioso el tal Kaikoia, ya digo. Es muy fácil vender humo.

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