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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La política de la bacanal

El escándalo de Lacio frena el posible regreso de Berlusconi

MARCOS BALFAGÓN

Parecía que las grandes juergas eran algo casi exclusivo de ese que en Italia llamaban Il Cavaliere, un apelativo que escasamente merece. Era su forma de hacer y de disfrutar de la política. Ahora, sin embargo, se está empezando a saber que no era solo Silvio Berlusconi, sino otros que le rodean o rodearon, los que se dedicaron a esta política de la bacanal privada que llevó a la bacanal de la política. Renata Polverini ha dimitido como presidenta de Lacio, región del centro de Italia, al destaparse diversos casos de malversación de fondos realizados por personas bajo su responsabilidad. Fiestas con champán a raudales, ostras y viajes de lujo a cuenta del erario público o de los fondos de reptiles del Pueblo de la Libertad (PLD), el partido de Berlusconi.

Ya se sabe, la venganza se sirve fría. Puede que la caída de Polverini abra la caja de los truenos y empiecen las confesiones, la debacle de una bacanal que se remonta en el tiempo. “Las ostras ya se comían antes de que llegara yo”, ha afirmado la exgobernadora. De hecho, el escándalo no salió por excesos directos de Polverini, sino de Franco Fiorito, alias Batman, jefe del PDL en Lacio, con ocho casas de su propiedad y un millón de euros de su partido en diversas cuentas corrientes.

El descenso del PDL a los infiernos en Lacio no podía llegar en peor momento para Berlusconi: cuando este deshoja la margarita. Ha hecho amagos, pero no ha anunciado si volverá a ser candidato a presidente del Gobierno en las elecciones de la próxima primavera. A sus 76 años, no parece cansado y tiene demasiados juicios pendientes como para dejar la política, que algo le protege. Pero la bandera del PDL ya no le vale porque está podrida. También sabe que, pese a todo, hoy por hoy frente a él no hay casi nadie; al menos en el centro-derecha.

Sí está, claro, Mario Monti, el supuesto tecnócrata, al que Berlusconi critica por la mañana y alaba por la tarde. El excomisario europeo de la Competencia se comprometió a sacar a Italia del marasmo económico, pero la llegada a Ítaca, con las últimas perspectivas de crecimiento, se retrasa al menos hasta 2014. No se presentará a las elecciones, ha dicho, pero quizá, al final, no le quede más remedio.

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