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TORMENTAS PERFECTAS
Columna
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Yo ya lo decía

Uno de los grandes trucos de la demagogia política es confundir los efectos, es decir, la debilidad de Obama, con las causas. Pero ni siquiera así Romney sabe sacar rendimientos electorales

Lluís Bassets
MATT

Eso va a terminar mal. El mundo es un lugar peligroso y el mundo multipolar en que vivimos todavía más. Las promesas de la primavera árabe se han trocado en guerra civil en Siria, asaltos mortíferos a las Embajadas de Estados Unidos y un desencuentro creciente entre el Egipto de los Hermanos Musulmanes y Washington. De Israel y la derecha estadounidense surgieron las casandras desde el primer momento. Un tópico supremacista iba en su auxilio: la ineptitud innata de determinados pueblos para la democracia.

Quien más se equivocó según esta forma de ver las cosas es Christopher Stevens, asesinado en Bengasi el 11 de septiembre, pues apostó por la democracia en Libia desde el primer momento y militó activamente en contra del excepcionalismo antiárabe. Es el primer embajador de EE UU que muere en acto de servicio desde 1979, cuando Adolph Dubs, destacado al frente de la Embajada de Kabul, fue secuestrado por una guerrilla antisoviética y cayó en un intercambio de disparos entre los secuestradores y las tropas de Moscú que se suponía iban a liberarlo.

Quien también se equivocó y el que más, siempre según esta versión neoconservadora, fue Barack Obama, que tendió la mano a los árabes y a los musulmanes, permitió el derrocamiento de los dictadores que aseguraban su sistema de alianzas, dejó crecer la bomba de los ayatolás y no ha podido frenar la escalada de una guerra sectaria en Siria, una deflagración que amenaza con arrastrar a la región entera hacia un enfrentamiento bélico de dimensiones pavorosas.

Ellos ya lo habían dicho y no se les escuchó a tiempo. Exhiben su superioridad racista junto a la inelegancia de quien siempre muestra colgada del brazo a la razón que les acompaña como pareja fiel. Estos críticos se han visto en buena parte castigados por la impericia del candidato republicano Mitt Romney, que no ha sabido cerrar filas como es de rigor y se vio en el 11-S de 2001 ante los actuales ataques terroristas planificados contra EE UU. Buscan de nuevo la identificación descalificadora con Jimmy Carter, que además de perder al embajador en Kabul perdió la presidencia ante Reagan en 1980 después del secuestro de 55 estadounidenses en la Embajada de Teherán y su frustrado rescate aerotransportado.

El mundo es más peligroso porque es más multipolar y menos americano. Los de yo ya lo decía han hecho una contribución mayor a esta deriva con los resultados catastróficos que cosecharon sus pretensiones de dominación por la fuerza que aplicaron sobre Oriente Próximo. Obama también ha contribuido, aunque de forma limitada, por su escasa capacidad para enderezar las cosas.

Uno de los grandes trucos de la demagogia política es confundir los efectos, es decir, la debilidad de Obama, con las causas: el desplazamiento de poder en el mundo multipolar. Pero ni siquiera así Romney sabe sacar rendimientos electorales.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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