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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Viaje a Chad (9): Jóvenes, fútbol y boule

Ahora solo se ven camisetas del Real Madrid. ¡Cómo han cambiado las cosas en muy poco tiempo!. A lo mejor soy un poco exagerado y parcial, pero hace seis meses solo se veían del Barça, ahora es distinto, las de este equipo han quedado relegadas a segundo plano, se ven viejas, o se han pasado a los hermanos menores. En este momento, lo más es tener una del Madrid, o de la selección española.

Es así como cambian las fidelidades entre los jóvenes, a ritmo del último campeón de liga. El fútbol es algo que siempre está presente en las conversaciones con los adolescentes, como en tantas otras partes de África. Aquí también son muchos los que sueñan con ser futbolistas famosos y ganar mucho dinero para tener mujeres y coches. Un deseo que se repite en tantas partes y que empuja a muchos a vivir en continua frustración pensando en lo que no tienen.

Es el caso de Paul que tuvo la suerte de ser uno de los elegidos para representar a su diócesis durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2011, en Madrid. Estuvo en Huelva y en la capital. Recuerda que todo era gratis y estaba muy bien organizado. Me dice que es fácil vivir en un país como España donde el gobierno se preocupa de que no te falte nada. Comenta que, evidentemente, un país como el suyo nunca podría organizar algo parecido, porque no tienen dinero para dar de comer a tanta gente.

Paul está a la espera de los resultados de la prueba de acceso a la universidad. Mientras, pasea en su bicicleta y de vez en cuando echa una mano en los campos de la familia, donde ahora están preparando la tierra para plantar el mijo. Su hermano mayor ya está en la universidad, estudia historia en Nigeria y se espera que llegue uno de estos días para pasar las vacaciones.

Cuando le pregunto por qué no estudia en la universidad de Yamena, incluso en la que existe en Bongor, ya que resultaría más barato que estudiar en otro país, me contesta que en Chad la universidad no es seria y que hay huelgas continuamente, los profesores no van a clase… Además, me dice, si no eres del norte lo tienes muy difícil, no conseguirás becas y te será casi imposible aprobar.

Clases de apoyo a estudiantes en Bongor.

En el tiempo que llevo aquí no he conseguido visitar el campus de la Universidad de Bongor. Los estudiantes llevan meses en huelga y el recinto aparece fuertemente custodiado por la policía y el ejército. Los huelguistas protestan porque se ha impuesto un profesor proveniente del norte que casi no habla francés, solo árabe. Dicen que es parte del plan del gobierno para arabizar e islamizar todo el país. Más de una vez hemos oído los disparos del ejército intentando dispersar a los estudiantes. Los últimos días que estoy en Bongor, las cosas parecen irse de las manos: por fin el rector ha destituido al profesor y este se despide insultando a los alumnos llamándoles ignorantes y “gente del sur”. Esto ha encendido los ánimos y se han producido ruptura de cristales y manifestaciones. El ejército ha vuelto a disparar. Algunos alumnos y profesores, proveniente del norte, se han puesto de parte del profesor destituido y este se ha envalentonado incrementando sus insultos. Ha tenido que intervenir el gobernador de la región, el cual ha tomado la decisión de cerrar la universidad. No se sabe qué pasará con los exámenes finales.

Todo esto es reflejo de la gran división que vive el país: Norte-Sur, islam-religiones tradicionales/cristianos. La desconfianza, el miedo, el recelo, los rumores, los tópicos…, están presentes en toda conversación. Parece que el conflicto, la pelea, va a surgir en cualquier instante.

En medio a esta situación me encuentro a un canario de la isla de La Palma, Jesús Calero, joven Misionero Javeriano, que lleva seis años en la zona. Habla perfectamente el árabe, el francés y el massa. Trabaja principalmente con los jóvenes intentando romper las barreras que separan a unos y a otros y forjar unidad entre los provenientes de distintos grupos, regiones o religiones. Se le ve por todas partes, a pie o en moto, saludando, hablando, comentando… Utiliza principalmente el deporte para acercarse a ellos. A través del fútbol entra en contacto con los jóvenes, los conoce y hace que se conozcan, que hablan entre ellos, que rompan las barreras que les separan.

Luego, les ayuda a estudiar, con la idea de que solo la educación de los jóvenes hará posible que las cosas cambien poco a poco. Tiene una biblioteca donde tanto estudiantes como profesores pueden tomar libros prestados. Muchos acuden a por los libros de texto, que no pueden comprar, y así tienen la oportunidad de estudiar. También organiza clases de apoyo que suplan las deficiencias de las escuelas y liceos. Algo muy importante, este pequeño proyecto está ayudando a que muchas niñas puedan acceder a la educación secundaria.

El Padre Jesús Calero, Misionero Javeriano en Bongor.

Es una pequeña gota de agua en un inmenso océano, pero no se rinde y sigue adelante, con la esperanza de que las cosas cambien algún día. Casi no cuenta con ayuda proveniente de fuera, por eso le es tan difícil continuar con sus proyectos, como el que tienen ahora entre manos: la construcción de un centro deportivo-cultural donde reunir a los jóvenes y organizar las actividades deportivas y culturales que le ayuden a trabajar con ellos.

Cuenta que le da miedo el alto nivel de alcoholismo que se detecta entre los jóvenes. Puede ser fruto de la frustración que estos acumulan: ven el mundo que hay fuera de su país, las posibilidades que existen y ellos no pueden lograrlas.

Boule y salsa.

Paul comenta que, como a todo el mundo, a él también le gustaría ir a vivir a Europa. Ha oído hablar de la crisis económica pero piensa que las cosas seguirán todavía siendo mejor allí que en Bongor.

Evitar esta migración y facilitar que los jóvenes educados sean parte del cambio que necesita el país es también uno de los objetivos del Padre Jesús Calero.

Todo esto lo hablamos sentados bajo un gran árbol fuera de la concesión (casa) donde Paul vive con sus padres y hermanos: varias habitaciones y una cocina alrededor del granero. Nos ha invitado a comer. Evidentemente, la comida que nos trae una de sus hermanas es boule de mijo con salsa de pescado seco e hierbas. El manjar que se come todos los días.

Charlamos sin prisas, como parece que se hace casi todo en este país, esperando que la brisa sople y el ambiente se refresque un poco.

TODAS LAS FOTOS, CHEMA CABALLERO

Comentarios

Qué asco de comida, ¿no?
Qué asco de comida, ¿no?

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