Más con menos

China y Rusia están aumentando de una manera significativa sus gastos en defensa. EE UU desplaza fuerzas de Europa al Pacífico. Mientras, acosados por la crisis y con su atención centrada en los problemas del euro, los europeos está recortando sus presupuestos de seguridad cuando en su vecindad se producen convulsiones de la mano de las revueltas árabes y crecen las demandas para misiones militares. La última, con éxito, fue para acabar con el régimen de Gadafi en Libia. Sin el hermano norteamericano, los europeos no habrían podido llevarla cabo.

En este contexto de crisis económica y recortes de los presupuestos de defensa se sitúa el caso de España. El jefe del Estado Mayor de la Defensa ha presentado al ministro un plan, Visión 2025, para reducir en 20.000 efectivos —15.000 militares y 5.000 civiles— las capacidades españolas en 13 años, más allá del 25% de recortes en cuatro años. Es una visión razonable, dada la política general de austeridad. El problema que se le plantea a las Fuerzas Armadas es hacer más con menos. Un país como España no puede descuidar su seguridad.

Esto implica no solo un enorme esfuerzo de reducción presupuestaria, sino también de racionalización. No parece sensato que España disponga de 130.000 militares y no pueda desplegar más de siete millares simultáneamente en misiones en el exterior, que se están reduciendo en Líbano y en Afganistán. No es una situación óptima gastar un 70% del presupuesto en el personal que le cuesta desplegar y solo un 30% en material, cuando la revolución tecnológica manda.

Pero son los europeos, al menos los que quieren avanzar por esta senda —como España y otros países propusieron el pasado año—, los que han de conseguir una mayor integración militar para sacar provecho de una economía de escala que, con una miope visión de la OTAN, los indispensables británicos se resisten a impulsar.