La sacrosanta austeridad
Cuando todos, tanto particulares, como empresas y bancos se dedican al ahorro, para pagar las deudas o en previsión de tiempos peores, y nadie gasta, los únicos capacitados para gastar y poner en marcha la economía, creando empleo, son los gobiernos. La medida española para sufragar estos costes laborales pasaría por una necesaria reforma fiscal que no perdonara impuestos a los ricos y combatiera el fraude fiscal. Cuando en mayo de 2010 Zapatero dio una vuelta de timón y abrió la puerta a los recortes, la prima de riesgo española no pasaba de 150, la deuda pública era del 67% del PIB y el paro rondaba el 20%.
Hoy, gracias a la sacrosanta austeridad, las cifras son muchísimo peores y vamos camino cierto de un segundo rescate. El hecho de que, en contra del saber y la experiencia acumulada, se insista machaconamente en una mayor austeridad se debe a que tanto la señora Merkel como la troika son muy conservadoras imbuidas de dogmatismo neoliberal que velan por los intereses de la banca, como demuestran los rescates bancarios que pagaremos entre todos con más recortes y el desmantelamiento del Estado de Bienestar.— Alberto Tirado Parra.
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