Mauritania está ganando la batalla contra la desnutrición infantil
Un niño mauritano es atendido en centro de nutrición. Foto: UNICEF.
Con excepción de un maltrecho sistema de aire acondicionado, no hay nada lujoso en la pequeña oficina del Dr. Kané Mustafá, responsable del Programa de Nutrición en el Ministerio de Salud de Mauritania. Bajo una pared desconchada de la que cuelga un viejo póster de UNICEF, un ordenador personal y una impresora pelean su espacio en la mesa con una pila de informes que describen la situación del país. Viendo este panorama, nadie diría que Mustafá y su equipo han protagonizado en los últimos años una de las mayores historias de éxito en la lucha contra la desnutrición infantil. Y usted, contribuyente español, ha tenido algo que ver en ello.
Mauritania es la cara olvidada de la crisis alimentaria que padece el Sahel. Siete de sus regiones (la mayor parte de ellas al sur del país) se enfrentan a una situación de desabastecimiento crónico de alimentos que amenaza con hipotecar el futuro de toda una generación. Sin embargo, la situación es infinitamente mejor que hace dos décadas, cuando las tasas de desnutrición infantil afectaban a uno de cada dos niños del país. La combinación de medidas como la extensión de la lactancia materna y la introducción de micronutrientes en la dieta de las poblaciones más vulnerables ha permitido atacar algunos de los determinantes del problema, como nos explica Inés Lezama, del equipo local de UNICEF.
Lo que es más importante, Mauritania se ha convertido en un modelo de éxito gracias a la aprobación del iniciativaREACH, que desde 2008 coordina bajo el liderazgo del Gobierno las acciones de los principales organismos multilaterales (UNICEF, FAO, OMS o PMA) y ONG internacionales presentes en el país. Este iniciativa -con una importante financiación de la Cooperación Españolaa través del Fondo ODM- considera la complejidad de la lucha contra la desnutrición: los complementos alimenticios y la lactancia materna son imprescindibles, pero también lo son las clínicas comunitarias que atienden a las madres o la construcción de pequeños graneros que protejan a las familias contra la subida de los precios de los alimentos. Resolver la crisis la corto plazo y sentar las bases para que no se produzca de nuevo en el futuro.
"Cuando vamos a reuniones internacionales, hablamos con una sola voz", explica orgulloso el Dr. Mustafá. Tiene buenas razones para estarlo. En Mauritania estoy comprobando el valor insustituible de la ayuda de calidad. Agencias especializadas y personal local trabajan con las autoridades nacionales para salvar vidas y futuros. Si las cosas siguen a este ritmo, podrán cumplir para 2015 el sueño de reducir a la mitad la desnutrición infantil, y los españoles podremos decir que hemos sido parte de ese sueño.
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