40.000 dólares por comer pollo con mostaza y apoyar a Barack Obama
La actriz Sarah Jessica Parker ofrece una cena repleta de famosos al presidente de EE UU, en su casa de Nueva York, para recaudar fondos para su campaña electoral
Allí estaban las dos, recibiendo y despidiendo. Saludando con un apretón de manos a unos invitados que pagaron 40.000 dólares por cubierto –excepto una mujer de Baltimore que logró un puesto en la cena a través de la lotería creada para la ocasión- y despidiendo mano en alto a los mismos bajo la carpa blanca que se colocó a la entrada de la casa de cuatro plantas de la actriz en el Greenwich Village de Nueva York para evitar curiosos y paparazzi. Sarah Jessica Parker –de profesión actriz y en sus ratos libres celebridad con conciencia política- y Anna Wintour –directora de la revista Vogue, icono de la moda y casi más famosa que su propia publicación- trabajaron anoche –dicen que duro- para lograr la reelección de Barack Obama en noviembre.
No lo tenían fácil ambas mujeres, a pesar de que las dos tienen una potente agenda que logró reunir en la misma mesa a la actriz Meryl Streep, Aretha Franklin y el diseñador Michael Kors –no hay foto, pública al menos, de momento-. Pero es que en el afán de Obama de reunirse de cuantas más celebridades posible –no por hacerse la foto sino por recaudar dinero para una campaña que se presenta ya ajustada contra su rival republicano Mitt Romney-, el presidente se dejó agasajar el mes pasado por el actor George Clooney en su casa de Los Ángeles y recaudar la cifra récord de 15 millones en una sola cena.
La cena logró reunir en la misma mesa a la actriz Meryl Streep, Aretha Franklin y el diseñador Michael Kors
Pero aquello fue entonces y ahora es ahora y lo que cuenta es el último titular –y el último cheque, aunque en esta ocasión no haya superado los cinco millones, entre cubiertos y donaciones-. Parker, esposa del también actor Matthew Broderick, a veces más conocida –empieza a parecer que incluso por ella misma- como Carrie Bradshaw de la serie Sexo en Nueva York, recibió a los Obama con un vestido de encaje azul y tintineantes joyas. “Les presento a nuestra radiante, extraordinaria primera dama”.
Todo estudiado al detalle, Parker hizo de anfitriona modelo y Wintour moderó un pequeño debate sobre la actualidad política entre Obama y los invitados –no todo iba a ser comer cóctel de gambas-. Los comensales degustaron una cena que Aretha Franklin definió como “sabrosa” sobre una larga mesa rectangular iluminada con velas –aunque deducimos que también dejaron luz eléctrica-. La información ofrecida por la reina del soul llegó pronto a los periodistas que hacían guardia todo lo cerca que la policía les permitía de la casa de la actriz –conocida como SJP, debido a la pasión de los norteamericanos por convertirlo todo el siglas- ya que abandonó el evento a los 20 minutos de haber comenzado –¡lo que le supuso un gasto de 2000 dólares el minuto¡-. Franklin fue la primera en llegar y la primera en irse. “¿Qué están cenando?”, le cuestionaron los reporteros. “Pollo con mostaza, tomates y mucha guarnición”, declaró entusiasmada. Sin duda el pollo más caro de su vida. Todo por Obama.
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