No toquen la Sanidad
Soy madre de dos hijos con una enfermedad crónica y estoy preocupada. Durante 16 años, mis hijos han hecho del Hospital de La Paz de Madrid su segunda casa, han crecido confiando en todo momento en sus médicos. Desde su nacimiento han necesitado medicación y frecuente atención hospitalaria; en un plazo indeterminado de tiempo, ambos tendrán que enfrentarse a un trasplante hepático y renal.
Escucho estremecida las nuevas directrices del Ministerio de Sanidad, las nada alentadoras noticias me llenan de temor y ansiedad. En alguna medida, siento amenazado el futuro de mis hijos, un futuro esperanzador que llevamos años construyendo con muchos desvelos, esfuerzo e ilusión. Me pregunto si el ahorro económico con el que se argumentan los recortes en Sanidad justifica las restricciones y, en algunos casos privación, de asistencia médica.
¿Es tan difícil imaginar situaciones reales en las que una medicación, un tratamiento, una operación son imprescindibles para seguir viviendo? Y el máximo derecho que tenemos las personas, el derecho a la vida, en la nueva legislación, ¿dónde se esconde?— Sofía Guerra Ortega.
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