_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Operadores

Juan José Millás

La expresión “entramado societario”, tan utilizada estos días a propósito de las empresas de Urdangarin, suena muy bien. Quizá por eso nos acostamos y nos levantamos con ella, como esas melodías que se instalan un martes cualquiera en la cabeza sin que encuentre uno el modo de desalojarlas. Entramado societario, parece tan respetable que has de hacer un esfuerzo para imaginarte una serie de empresas oscuramente relacionadas entre sí por medio de sus desagües. Un entramado societario, si lo hemos entendido bien, sirve para obtener dinero negro y para blanquearlo, para desviar fondos y para producir facturas falsas, además de para traficar con informes inanes que se cortan como la heroína y se venden luego por gramos a ayuntamientos ávidos o a comunidades con síndrome de abstinencia. El entramado societario de Urdangarin se encuentra ahora bajo la mirada de los “operadores jurídicos”. Observen que no hemos dicho “bajo la mirada de los jueces” ni “bajo la mirada de la justicia”, sino bajo la mirada de los “operadores jurídicos”, expresión que escuché en la radio a un magistrado de la Audiencia Nacional y que ha venido también para quedarse, como una melodía de los Beatles. Dices “operadores jurídicos” y no piensas en personas de carne mortal, capaces, por ejemplo, de liquidar a un compañero incómodo por presiones de las mafias o de la política, o de las mafias políticas. “Operadores jurídicos” suena como si dijeras “acero inoxidable”. ¿Y que hace uno frente al acero inoxidable? Pues acatarlo, ya que el acero inoxidable no puede equivocarse en los temas de su competencia. Los operadores jurídicos tampoco. Un operador jurídico es a la justicia lo que una olla exprés al menaje de cocina. Los jueces, en cambio, incluso los de las más altas instancias, pueden ser supuestamente tan venales como el supuesto Urdangarin.

 

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_