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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un incendio de cine

González Macho no es un ignorante aferrado a los viejos usos del negocio

SOLEDAD CALÉS

Las redes sociales son extremadamente sensibles. Basta que un personaje (no es necesario que sea una celebridad) exprese públicamente sus dudas sobre Internet para que este se convierta en un trending topic (tema más comentado del momento en tales redes) con todo tipo de descalificaciones incluidas. Es lo que le ha ocurrido a Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, hasta hace bien poco un discreto productor y distribuidor, que en la noche del domingo tuvo la osadía de expresar una obviedad en la gala de los Goya: la industria del cine no ha logrado todavía hacer negocio a través de la Red, por lo que es solo una apuesta de futuro.

La culpa no es solo de la piratería. La industria del cine en España es consciente de que no está ofreciendo al público en Internet lo que este suele buscar: películas de estreno y series nuevas y rompedoras. Todo un entramado —lógico hasta ahora— de reglas y derechos frena las posibilidades legales del sector para recuperar, vía Internet, al menos una parte de la sangrante pérdida de espectadores en las salas y a través de la venta o alquiler de DVD.

González Macho no es un ignorante aferrado a los viejos usos del negocio. Aparte de su habitual actividad, participa en un intento de aumentar la oferta legal con el portal Filmin, cuyo catálogo lo forman 1.686 películas y 35 series. De modo que el presidente de la Academia sabe de lo que habla, como también lo sabe su antecesor Alex de la Iglesia, que considera que la incapacidad de la industria de adaptarse al nuevo escenario es lo que está acabando con ella. “El vacío está ya bajo nuestros pies”, asegura el director de La comunidad y de El día de la bestia.

Músicos, escritores y cineastas se enfrentan a desafíos similares. Mientras ellos observan con desesperación la reproducción de sus obras sin percibir beneficio alguno, un tal Kim Dotcom amasa en solo seis años a través de Megaupload 135 millones de dólares a pesar de que muchos de sus contenidos (sobre los que supuestamente no pagaba derechos de autor) se distribuían gratis. Las palabras de González Macho incendiaron la Red, pero la realidad que expone es mucho más destructiva.

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