Guiris y nativos
Lejos de mí negar la importancia de saber idiomas, al menos, en lo que se refiere a dominar lo básico del inglés
A cuenta de un artículo que publicó en este periódico nuestro querido William Chislett, el inglés que más sabe de la España actual, se generó en la mesa una discusión interesante. Su artículo, búsquenlo porque merece la pena, versaba sobre cómo la reforma laboral no es la panacea para paliar el paro si no va acompañada de una mejora educativa que modifique nuestro sistema productivo. En un viaje a Canarias, el sabio Chislett constató cómo los puestos de dirección hoteleros van a parar a alemanes dado que los nativos no dominan los idiomas de los clientes que albergan.
Se me ocurría, por llevar un poco la contraria ante el entusiasmo unánime que provocaba la tesis de don William, que a este país nuestro, que necesita con urgencia una mejora en la enseñanza de idiomas, llegaron desde hace décadas alemanes e ingleses que incluso se establecieron en la costa mediterránea o en el sur cuando les llegó la jubilación. Mi impresión, en absoluto científica sino de mera observación, es que se enamoraron de un país rural, sencillo, barato, con un paisaje encantador y mejor clima. No aprendieron, en general, ni una palabra de español y, poco a poco, el espabilado camarero gaditano o mallorquín fueron adiestrándose en el manejo de las lenguas foráneas hasta facilitar a las nuevos paisanos un micro mundo a su medida, en el que no había cartel o menú que no estuvieran en su idioma de origen.
Lejos de mí negar la importancia de saber idiomas, al menos, en lo que se refiere a dominar lo básico del inglés del otro William insigne, pero mi impresión es que si España se ve forzada a abaratar en un futuro su turismo será debido a la destrucción sistemática del paisaje, algo en lo que han colaborado con entusiasmo la clase política y la falta de educación local, por qué no decirlo. Lo del inglés o el alemán lo podremos remediar pero esto otro…
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