Crónica de la contracumbre: el futuro del planeta se decide en Durban
Comienza en Durban, Sudáfrica, una de las reuniones internacionales más trascendentales del año: el CoP17, o la Cumbre del Clima de Naciones Unidas. El planeta se juega su futuro a largo plazo, pero los países pobres se juegan algo más: el calentamiento medio del planeta y los fenómenos naturales extremos vinculados al clima están teniendo efectos devastadores sobre la alimentación y los medios de vida de cientos de millones de personas que mueren, se empobrecen o emigran. Aunque quizás no sea tan importante, porque ningún gran medio escrito español se ha molestado en enviar todavía un corresponsal a la Cumbre, y el Gobierno 'en transición' demuestra su interés político enviando a una Directora General como jefa de delegación. Todo es muy edificante.
@3500M estará presente en la Cumbre de Durban con una entrada diaria de José Luis García Barahona, miembro del equipo de Oxfam que trata de influir el resultado de las negociaciones. Él nos ofrecerá una Crónica de la Contra-Cumbreen la que destacaremos el trabajo de la sociedad civil y ofreceremos las claves de las noticias que se van produciendo. En la entrada de hoy, José Luis nos explica los objetivos principales de la reunión.
Activistas de Oxfam en Durban parodian la situación de las negociaciones. Foto: Ainhoa Goma.
Sudáfrica está -o debería estar- de nuevo en el pensamiento de todo el mundo. Esta vez no es el Mundial del futbol, sino algo más aburrido pero mucho más trascendental para el futuro del planeta: las negociaciones de Naciones Unidas para intentar limitar los efectos del Cambio Climático.
Desde hoy y hasta el 8 de diciembre, 11.000 delegados del mundo entero negocian en Durban cómo será el planeta en el que vivan nuestros hijos. Ahí es nada. Hay varios temas fundamentales en juego:
- Qué va a ocurrir con el acuerdo de Kyoto sobre mitigación y cómo podemos asegurar obligaciones legales para limitar las emisiones de cada país.
- Cómo poner en marcha el Fondo de Adaptación al Cambio Climático. En reuniones anteriores se acordó establecer un fondo financiero al que contribuyen los países que han provocado esta situación (los países más desarrollados, entre los que todavía se incluye la maltrecha España) y del que se benefician los programas de adaptación de los países menos desarrollados, que ya están sufriendo las consecuencias del calentamiento global. El objetivo de estos días es concretar cómo va a funcionar la gestión de ese fondo y hacerlo una realidad.
- Y, como siempre, de dónde va a salir el dinero para todo esto. El Fondo de Adaptación, anunciado a bombo y platillo hace ahora un año en Cancún, no tiene ni un duro. En estos días se debería acordar quién, cuánto y cuándo va a contribuir, así como aprobar medidas nuevas para recaudar ese dinero, incluyendo un impuesto al transporte marítimo (las emisiones anuales de CO2 de transporte marítimo mundial son iguales que las de Alemania) y aéreo.
Todo esto para evitar que la catástrofe sea mayor, porque el proceso de calentamiento ya se está produciendo y parece que nos dirigimos a toda velocidad a un calentamiento global muy por encima de los 2 grados hacia el final de este siglo, que es el límite establecido por los científicos para que los impactos negativos sean manejables. Y ya se nota. Hoy, sin ir más lejos, Oxfam llama la atención sobre el modo en el que los fenómenos meteorológicos extremos amenazan la seguridad alimentaria mundial.
Por unos días, las noticias más trascendentes no deberían ser lo que ha dicho Moody’s de la deuda de Italia, sino si los países negociando en Durban dejan de jugar con fuego, abandonan las mezquinas posiciones de “me comprometo pero solo si éste se compromete más” y alcanzan acuerdos que permitan evitar lo que todavía sea evitable.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.