4-La escuela de la calle
FOTO: StepienyBarno (Elemental)
Escena uno, en cada vez menos calles:
“Los niños se ensucian en los charcos, escriben con tiza, saltan a la cuerda, patinan, juegan a las canicas, trotan, charlan, intercambian cromos, juegan a la pelota, desmantelan viejos cochecitos de bebés, fabrican un coche con cajas de cartón, trepan por las verjas, corren arriba y abajo… sin darle ninguna importancia. Buena parte de su encanto reside en la sensación de libertad para corretear por las aceras, que es algo muy diferente de ser encajonado en una reserva. Si estas cosas no se hacen casual y accesiblemente, casi nunca se hacen”.
Los arquitectos y urbanistas parecen no darse cuenta del alto porcentaje de adultos necesarios para criar a los niños en sus juegos informales. Tampoco parecen comprender que los espacios y las instalaciones no los crían. Pueden ser complementos, pero solo las personas educan a los niños y los integran en la sociedad civilizada. La lección de que los residentes de una ciudad han de aceptar una cierta responsabilidad respecto de lo que ocurre en la calle la aprenden los niños en las aceras. “La presencia o ausencia de ese señorío callejero en los niños de una ciudad da una idea de la presencia o ausencia de un comportamiento responsable de los adultos para con las aceras y los niños que las usan”, consideró Jacobs.
Escena dos: la cultura en la calle, Temporada gratuita de Shakespeare en Central Park:
“El ambiente, el tiempo, el color, las luces y la curiosidad los atrajeron: muchas personas no habían visto nunca una representación teatral. Cientos volvieron una y otra vez, un amigo nos dijo que un grupo de niños negros le dijo que habían visto Romeo y Julieta cinco veces. La vida de estos conversos se ha ensanchado y enriquecido, así como el público del teatro del futuro. Espectadores como estos, nuevos en el teatro, no pagarían por una experiencia que no saben si les resultará agradable”.
“Necesitamos el arte sobre todo para tranquilizarnos respecto a nuestra propia humanidad”: ver orden y no caos en los sistemas complejos requiere entendimiento. La complejidad y la vitalidad de uso dan a las diferentes partes de una ciudad una estructura. La sugerencia –la parte por el todo- es el medio por el que el arte comunica.
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