Buscar empleo más allá de nuestras fronteras no es un camino de rosas
Me he tenido que enfrentar a entrevistas de trabajo en las que me han tenido encerrada hasta tres horas para...trabajar como dependienta!
Aquí una joven más en crisis pero que, en este caso, escribe desde Londres, ciudad en la que llevo ya un año y a la que me vine porque conseguí una plaza como auxiliar de conversación en un centro de secundaria a las afueras. Soy diplomada en Turismo, licenciada en Traducción e Interpretación y hablo 4 idiomas, y actualmente trabajo como dependienta, puesto en el empecé pensando que sería algo muy temporal y en el que ya llevo cuatro meses y medio.
Cuando me mudé a Inglaterra las cosas ya estaban mal en España, pero ésa no fue la principal razón por la que decidí venirme. Pensé en pasar un curso en este país para mejorar mis conocimientos de inglés y prepararme para un máster o buscar trabajo "de lo mío". Además, conocí a mi novio en esta ciudad, lo que me llevó a querer quedarme todavía con más ganas. Total, seguro que las cosas están mejor que en España, pensé. Pues sí, las cosas están mejor que en nuestro país, pero eso no quiere decir que el Reino Unido, y más en concreto Londres, sean la panacea, o al menos ése es el balance que yo hago después de siete meses, en los que no he parado de enviar currículos (no quiero mencionar cuántos porque la cifra me deprime todavía más), consultar ofertas a diario o inscribirme en una gran cantidad de agencias de empleo. Desde que empezó mi particular via crucis he tenido entrevistas, sí, pero el problema es que siempre hay alguien mejor que tú. En las ofertas ves que hay 100 personas inscritas como mínimo. En tales circunstancias, ¿cuál es la probabilidad de que me llamen y, todavía más difícil, de que yo sea la elegida para el puesto? Me he tenido que enfrentar a entrevistas de trabajo en las que me han tenido encerrada hasta casi 3 horas para...trabajar como dependienta!, procesos de selección en los que yo gustaba para que al final siempre aparezca alguien que aportaba algo más o en los que parecía que tenía alguna oportunidad para que, a última hora, el cliente decida que no quiere a un nativo de español sino de alemán.
Durante los meses de verano, y hasta no hace mucho, estuve muy frustrada y desesperada, porque parece que mi oportunidad nunca va a llegar. Hasta he tenido que oír que me digan que para una agencia de traducción es un riesgo contar con los servicios de un traductor sin experiencia o que ya cuentan con un equipo de traductores altamente cualificados. ¿Y yo qué soy? ¿Y qué eran esos traductores altamente cualificados cuando terminaron sus estudios? ¿Acaso la experiencia se compra? Juro que, como de cualquier empresa alguien vuelva a utilizar palabras similares conmigo, no me quedaré callada, aunque con ello pierda cualquier posibilidad, por mínima que sea, de trabajar para ellos en algún momento.
En la situación en la que estoy parece que hasta tengo que dar las gracias por tener un trabajo y por no tener niños a los que alimentar o hipoteca a la que hacer frente cada mes. Sí, tengo un trabajo que no quiero menospreciar, pero eso no quiere decir que no tenga derecho a quejarme o a estar descontenta con la situación en la que me encuentro. Me molesta la frase de "algo saldrá", "¡cómo no vas a encontrar trabajo tú!", "pero si tú eres muy trabajadora, encontrarás seguro!". Lo que pienso cuando me dicen cosas así es que el día en que me vea con un trabajo y un sueldo acorde a mi formación podré decir: ¡Cuánta razón teníais y que equivocada estaba yo!, pero de momento creo que tengo pocos motivos que inviten al optimismo, con excepción de unas prácticas que voy a empezar en enero en una empresa de traducción en Londres para seis meses y en las que me pagan el transporte. Es una miseria, y esa cantidad resulta todavía más mísera si tenemos en cuenta el coste de vida en una ciudad como la capital del Reino Unido, pero considero que, tal y como están las cosas, tengo que aceptar cualquier oportunidad que se me presente de ganar experiencia en algún trabajo relacionado con mis estudios, porque si no, me veo ya casi con 30 años doblando ropa en una tienda durante ocho horas al día.
Con mi carta no quiero ofrecer una imagen pesimista y negativa de la situación fuera de España, pero sí dejar claro que la búsqueda de empleo más allá de nuestras fronteras no es un camino de rosas, ya que no hay que olvidar que el paro juvenil también ha alcanzado niveles históricos en Reino Unido. Mejor que en España las cosas sí que están, ya que aquí al menos, y aunque después de enviar una cantidad bastante elevada de currículos desde marzo sólo haya conseguido un trabajo como dependienta en una tienda, he tenido entrevistas. De España no he recibido ni una sola llamada en todos estos meses. Como muchos, y a pesar de, como digo, no estar viviendo una situación ideal en Reino Unido, no tengo pensado regresar de momento, ya que veo más posibilidades aquí que allá. Lo que no entiendo es como algunas personas se atreven a decir que como en España no se vive en ningún sitio. ¿De qué sirve tener una de las mejores gastronomías del mundo y no sé cuántos días de sol al año si tenemos un mercado laboral pésimo? Pero que podemos esperar de un país en el que, según dicen, Belén Esteban sacaría representación si se presentase a las elecciones ...
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