Somos la generación 'ni-ni': ni se quejan, ni tiran la toalla
Me ayudó a encontrar trabajo haber pasado por una productora, un estudio de diseño, una agencia de publicidad y un gabinete de eventos, eso sí, siempre sin cobrar
Soy una afortunada. Por fin he conseguido un trabajo. Trabajo en publicidad, un mundo peculiar donde los haya. Estudié la Licenciatura de Publicidad y Relaciones Públicas en Valencia, mi ciudad natal. Al terminar, me vine a Madrid a estudiar un Máster en Creatividad financiado por mi familia. Un esfuerzo tanto por su parte, como por la mía. Haces las maletas, te separas de los tuyos y emprendes una aventura llena de entusiasmo porque tienes unas ganas enormes de comerte el mundo.
Como muchos jóvenes, busqué un trabajo para poder mantenerme y no tener que depender del sueldo de mis padres mientras lo compaginaba con los estudios de postgrado. Y así, meses después con el máter terminado y unos meses en Oxford para mejorar mi nivel de inglés, he conseguido entrar en una agencia de las grandes en Madrid. Gano 300 euros al mes, ni siquiera me da para pagar mi piso compartido y por ahora tengo un contrato de tres meses. Mis compañeros de máster me felicitan por haber conseguido una oferta de trabajo tan buena, la mayoría de ellos no cobran. Me ayudó a entrar en esta agencia el haber pasado por una productora, un estudio de diseño, una agencia de publicidad y un gabinete de eventos, eso sí, siempre sin cobrar y aprovechando las oportunidades que me daban para aprender.
Insisto, soy muy afortunada por tener trabajo. Hay cientos de jóvenes licenciados y muy preparados esperando ocupar un puesto como éste. Así son las cosas en España en este momento. Así de desmotivante y dura es la entrada en el mundo laboral para mi generación. Y, aún así, hay quien se atreve a llamarnos generación 'ni-ni'. Si de alguna forma tenemos que ser esa generación, esperamos ser los que Ni se quejan, Ni tiran la toalla.
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