Los cacos del cobre se ceban con los semáforos de Barcelona
La Guardia Urbana detiene a dos hombres por robar cable en varios puntos de la ciudad
El negocio del cobre sigue en el punto de mira de los ladrones. Al robo de cable telefónico y eléctrico, se suman ahora los de cableado de semáforo. La Guardia Urbana ha detenido a dos hombres, Florim O., de 35 años, y a Mohamed A. de 29, por sustraer cable de varios semáforos de Barcelona. Después de detectar que algunos semáforos de la zona de obras de la ronda General Mitre, la calle Prats de Molló, Mandri, Ravella y Sant Casimir no funcionaban porque faltaba parte del cableado, los agentes montaron un dispositivo de vigilancia para pillar a los cacos 'in fraganti'.
Sobre las cinco de la madrugada del 16 de septiembre, los agentes sorprendieron a Florim O. agachado junto a uno de los semáforos de la zona de obras manipulando el cableado. El hombre huyó, pero una patrulla consiguió detenerle a pocos metros del lugar. El caco ya había sido detenido en otra ocasión por un delito contra la seguridad del tráfico y otro por robo con fuerza el lunes 6 de septiembre en el cruce de Ronda General Mitre con Mandri, después de que un vecino informara a la policía de la presencia de un hombre manipulando el cableado de los semáforos. En la primera detención se le intervinieron unas tijeras, unas tenazas, un cuchillo, dos destornilladores y dos mochilas con unos 20 metros de cable del valioso mineral rojo. La reparación del cableado sustraído de la red de semáforos se prolongó durante 48 horas.
Ese mismo jueves, los agentes detuvieron sobre les 13:00 horas a Mohamed A., de 29 años, en la calle Tarongers, cerca de Montjuïc. Llevaba un carrito de la compra con 30 kilos de cobre en componentes eléctricos iguales a los que se utilizan en las farolas de iluminación pública de la ciudad. El ladrón fue detenido por una falta de apropiación indebida y otra por hurto al no poder demostrar el origen del material.
El cobre se ha convertido en el nuevo oro rojo para los cacos debido al gran valor que tiene en el mercado negro. El negocio es sencillo: un ladrón se sube a una escalera y desmonta un tendido de cable de cobre. Luego lo trocea y se lo lleva a un chatarrero. El chatarrero compra el cobre y lo vende a fundición. La fundición lo recicla y lo vende a las compañías que necesitan cobre. Esas empresas lo vuelven a poner en uso y rezan para que el ciclo no vuelva a empezar. Es el caso de Endesa, que ha sufrido 272 robos este año. La compañía lleva perdidos 4,3 millones euros. Telefónica es otra de las compañías más afectadas, con 330 robos en 139 pueblos (189% más que el año pasado). Eso ha encarecido el 460% sus costes en Cataluña.
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