Los robos de cobre asedian a Endesa
La eléctrica ha perdido 4,3 millones en 272 hurtos en lo que va de año
El negocio es sencillo: un ladrón se sube a una escalera y desmonta un tendido de cable de cobre. Luego lo trocea y se lo lleva a un chatarrero. El chatarrero compra el cobre y lo vende a fundición. La fundición lo recicla y lo vende a las compañías que necesitan cobre. Esas empresas lo vuelven a poner en uso y rezan para que el ciclo no vuelva a empezar. Es el caso de Endesa, que ha sufrido 272 robos este año. La compañía lleva perdidos 4,3 millones euros.
La cifra supera con creces la del año pasado (109% más), con 130 saqueos. La eléctrica desconoce a qué se debe el aumento, pero asegura que está trabajando con las fuerzas de seguridad para poner fin a la sangría. Si se juntase todo el cobre robado a Endesa desde enero hasta ahora, se trazaría una línea recta del centro de Madrid a Ciempozuelos (más de 33 kilómetros). Además, a la compañía le han volado 12,6 toneladas de material de transformadores y otras instalaciones.
La clave radica en el precio. Desde 2008, cuando el mineral rojo tocó fondo (3.500 euros la tonelada), el valor de cobre no ha dejado de subir, según explica el profesor de Finanzas de la Escuela de Alta Dirección y Administración (EADA) Ramón Alfonso. En la actualidad ronda los 5.700 euros la tonelada. En una chatarrería normal se puede pagar de 1.300 a 3.200 euros la tonelada, dependiendo de si es cobre limpio (sin funda) o sucio (dentro del cable), según ha comprobado EL PAÍS.
"Si robas una moto o un coche y lo quieres revender, queda un rastro porque tiene un número de serie. Si te dedicas a robar joyas, te toca asaltar una casa y eso siempre es complejo y arriesgado... Con el cobre no tienes esos inconvenientes", razona el experto. Alfonso explica que el cobre se encuentra en tres grandes cuencas minerales del mundo: en el sur de Chile y el norte de Bolivia, en Rusia y en Canadá. "En estos momentos hay una demanda creciente de países como China, Indonesia o Brasil, y lo requieren más rápido de lo que se puede ofrecer", asegura.
Lo que se traduce en especulación y robos. Andalucía es la comunidad más castigada en el caso de Endesa, donde la eléctrica ha perdido más de dos millones de euros en 175 robos en lo que va de año, frente a los nueve del año pasado (aunque la media de los últimos tres años se sitúa en los 50 hurtos). Le sigue Cataluña, con 141 robos y, muy de lejos, Canarias y Aragón, con 13 y 10.
Desde 2007, la eléctrica ha perdido la friolera de 16,4 millones de euros en robos de cobre. Los hurtos se han incrementado un 40% en 2010 respecto a la media de los últimos tres años. A lo que se suma el peligro que supone para la población este tipo de acciones. Cuando se sustrae cobre de las líneas eléctricas, quedan cables sueltos y desprotegidos que pueden provocar descargar. "También a los propios ladrones", añade un portavoz de la compañía.
Cataluña ha sufrido un verano de constantes saqueos. Algunos municipios, como Cistella, en Girona, se han quedado incomunicados hasta siete veces en un mes por los robos de cable de teléfono. Telefónica ha denunciado 330 saqueos en 139 municipios catalanes (189% más que el año pasado). Eso ha supuesto a la compañía un encarecimiento del 460% de los costes. Los Mossos d'Esquadra han detenido a 500 personas por delitos relacionados con el cobre este año, aunque solo 24 han pasado por el calabozo.
Las grandes compañías de fundición, como La Farga Lacambra, insisten en que a ellos también les perjudican los robos. "Hay empresas que optan por poner otros materiales en lugar de cobre para que no les roben", indica una portavoz. Y añade que incluso sus propios transportistas temen conducir camiones con rotulación de la empresa por si les asaltan. Por eso piden más control en la venta del cobre.
Pero no solo España vive robos de cobre. Argelia, Francia o Italia sufren también la acción de los ladrones, que no suelen ser grandes expertos. "Se trata de delincuentes con un perfil bajo y experiencia en delitos menores, que aprovechan que se trata de delitos de fácil ejecución", indica una portavoz de Mossos d'Esquadra. Para conseguir penas más altas, la policía catalana ha anunciado que tratará de imputar a los ladrones por estragos. La intención es que robar cobrar no resulte tan fácil y lucrativo.
Madrid, con los cacos a raya
En Madrid los ladrones del cobre recibieron un varapalo el verano pasado cuando la Guardia Civil detuvo a 55 personas relacionadas con el hurto de este mineral. Es uno de los golpes más importantes a una banda dedicada a la sustracción de cobre. Los agentes desarticularon la red, integrada toda por rumanos, en un poblado chabolista de la capital, El Gallinero. A sus miembros se les acusó de más de 50 robos. En el momento de las detenciones, los agentes recuperaron más de 20 toneladas de cable telefónico, cuatro armas de fuego y 31 vehículos. En junio, de nuevo en el mismo poblado, la Guardia Civil detuvo a tres personas y se incautó de 30 toneladas de cobre.
Desde entonces, los robos relacionados con el valioso mineral rojo han descendido considerablemente, según ha explicado una portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid. La banda actuaba también en la Comunidad Autónoma de Madrid, en Castilla y León, en Castilla y La Mancha, en la Comunidad Autónoma de Valencia y en Andalucía. Algunos de sus golpes dejaron a miles de personas incomunicadas.
En la operación, se actuó además contra una pieza clave en la cadena del robo de cobre: los chatarreros. La Guardia Civil inspeccionó cuatro chatarrerías, tres en Madrid y una en Toledo, y detuvo a sus propietarios acusados de un delito de receptación (comprar un material a sabiendas de que es robado).
En Cataluña, los Mossos d'Esquadra han puesto también el foco en los que compran el cobre robado. Blas Moreno, chatarrero de 49 años, afincado en la zona norte de Girona, recibe varias veces por semana la visita de la policía autonómica. Hace dos meses, los agentes le detuvieron a él y a su socio, Domingo López, de 61 años, acusados de un delito de receptación. Ellos, a su vez, han denunciado a los agentes por detención ilegal y violación de domicilio.
En su solar, de unos 400 metros cuadrados, los agentes han apartado unas dos toneladas de cobre sospechoso. "Lo tengo todo registrado en albaranes", justificó la semana pasada su propietario a los Mossos d'Esquadra, que tomaban nota del nombre y el teléfono de los vendedores. El chatarrero insistió en que solo compra material legal. Aunque no pudo justificar el origen de varias bovinas nuevas de cobre. El hombre reconoció que no debería haberlas comprado.
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