Naufragios en la ciudad 2
-El pobre es el equivalente del objeto después del consumo: un resto que fastidia. Nadie sabe qué hacer con esos desechos sensibles que los países desarrollados se envían unos a otros. De este modo, el problema social pronto coincidirá tal vez con el del tratamiento de las basuras domésticas: problema de ecología, gestión de sobrantes humanos y materiales. ¿Y si ponemos a los pobres en órbita? El problema es el coste.
- La ordenanza de Medidas para Fomentar y Garantizar la Convivencia Ciudadana en el Espacio Público de Barcelona (2005) busca “preservar el espacio público como un lugar de convivencia y civismo”. Y sanciona conductas “que adoptan formas de mendicidad, generan rechazo o incomodidad y perturban la tranquilidad del viandante” ¿Se refiere a los turistas?, preguntan los autores de Urbanismo para náufragos (Fundación César Manrique) Saravia y Gigosos. No. Se refiere a quienes duermen en la calle o usan los bancos para usos “diferentes a los que están destinados”.
-Lo peor es el miedo. Christopher Alexander: “Si (alguien) no tiene a dónde ir, nosotros, los habitantes de la ciudad, deberíamos alegrarnos de que al menos pudiese dormir en los bancos y las vías públicas. Lo mismo podría suceder con alguien que sí tuviera dónde ir pero simplemente le apeteciera dar una cabezada en la calle”. Lo que se tolera a los turistas se rechaza a los indigentes. Tememos lo que no es como nosotros. Los indigentes también temen ser robados o que les prendan fuego. Por eso prefieren dormir de día. En el Vondel Park del centro de Amsterdam dormir es una actividad no sólo permitida. También regulada. Se recomienda recoger el saco y no dormir varios días seguidos en el mismo sitio para favorecer la recuperación del césped.
-La ciudad queda dividida entre quienes se ven a sí mismos dando sin conseguir nada a cambio y los que son vistos como meros receptores. El problema del futuro sigue siendo cómo organizamos la vida social, la vida productiva y la vida política para que no haya nadie que tenga que pedir permiso diariamente a otro para sobrevivir.
-Janice Perlman sobre unas favelas en Río de Janeiro: “En 1969 la gente temía que sus barrios fuesen demolidos por el gobierno militar. Hoy temen ser alcanzados por una bala en las reyertas entre narcotraficantes y la policía o bandas rivales. No es un miedo infundado. El 20% de las familias ha perdido a alguien”.
-Paul Collier en El club de la miseria (Turner): “En Mauritania el 60% de la población vive en las ciudades. Hay fosas para el saneamiento y aguadores para trasladar el agua. Pocas casas tienen luz eléctrica. Un tercio de la población vive en condiciones de esclavitud”. La escala y la velocidad de la urbanización del Tercer Mundo es inusitada. En Etiopía y Chad el 99,4 % de la población es urbana. En India, las tres cuartas partes del espacio urbano pertenecen al 6% de los propietarios. Uno de cada diez habitantes de Phnom Penh duerme en la azotea. Igual que 200.000 alejandrinos. En el Cairo, 1,5 millones de personas habitan en las azoteas”.
-Sobre Dubai. Misha Genny en McMafia. El crimen sin fronteras (Destino): “Dubai es el mayor centro de blanqueadores de dinero del planeta”. “El jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoun revivió la tradición de lo que en los Emiratos se denomina comercio independiente y en el resto del mundo se conoce como contrabando”. Dubai no aplica impuesto sobre la renta ni sobre las ventas. Tiene reputación de ser un lugar seguro para colocar el dinero. El 11 S provocó un espectacular flujo de dinero árabe desde EE UU hacia Dubai”.
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