El tripartito aprueba en solitario una ley de veguerías sin efectividad
La modificación territorial depende del cambio de leyes estatales
Cataluña tendrá a partir de mañana un nuevo modelo territorial que, a la práctica, solo se verá en el cartel de las sedes de la Diputación de Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona. El Parlament ha dado hoy luz verde, con los votos a favor del tripartito y la negativa de la oposición, la ley de veguerías, que prevé la división de Cataluña en siete entes territoriales nuevos que vienen a sustituir las actuales provincias. Sin embargo, mañana solo habrá cuatro veguerías, cuyo consejo de Gobierno será efectivo después de las elecciones municipales de 2011: las otras tres (la veguería del Ebro, la de Cataluña Central y la del Alto Pirineo) dependen de la modificación de las leyes que fijan el régimen electoral y la división territorial española. El Tribunal Constitucional aceptó las veguerías solo como un cambio de nombre de las actuales provincias, y el Consejo de Garantías Estatutarias, el órgano consultivo catalán, aconsejó posponer la ley porqué no se ajustaba al Estatuto ni a la Constitución.
Pese a ambas advertencias, el tripartito ha aprobado la ley en el que será previsiblemente el último pleno de la legislatura."Hoy votamos un hito histórico, un avance del catalanismo, un modelo propio basado en divisiones geográficas más cercanas a la realidad nacional. Significará no un simple cambio de nombre sino una nueva redistribución y reorganización del sistema de poderes públicos en Cataluña", defendió el consejero de Gobernación, Jordi Ausàs, que ha capitaneado la consecución de esta iniciativa promulgada por ERC. "Ustedes quieren tirar adelante la ley sí o sí", clamó el diputado de CiU Lluís Coromines, que reprochó al tripartito la aprobación de una ley "que solo supone un cambio de nombre".
La norma deja muchas incógnitas abiertas. A parte del destino final de las tres nuevas veguerías, que dependerán de la modificación de leyes estatales, queda por ver el encaje de la Val d'Aran, que rechaza ser considerado una comarca más, y del Penedès, que sigue reivindicando una veguería propia. Defensores de la veguería del Penedès mostraron su rechazo al seguir la votación de la ley de espaldas. El articulado también deja en el aire la capitalidad de las veguerías, un aspecto que provoca roces en la Cataluña Central o el Camp de Tarragona.
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