Presos de ETA piden el fin "irreversible" del terrorismo y "el reconocimiento de las víctimas"
Los ocho firmantes de una carta "a la opinión pública" son disidentes de la banda.- Reclaman a los presos que rompan la disciplina etarra.- Piden que "piensen en la reparación de los daños causados"
Ocho presos de ETA, disidentes de la dirección y algunos expulsados de la banda, han lanzado una carta "a la opinión pública" en la que reclaman a la dirección etarra el fin del terrorismo "de manera irreversible" y piden a los presos que se planteen "el reconocimiento de las víctimas y la reparación de los daños causados". Entre los firmantes de la misiva se encuentran José Luis Urrusulo Sistiaga, Carmen Guisasola, Rafael Caride Simón o Kepa Picabea.
La carta de los presos disidentes, todos recluidos en Nanclares de Oca adonde han llegado desde la aragonesa de Zuera, supone un vuelco total a las tesis habitualmente mantenidas por ETA. Los ocho, algunos de los cuales han sido dirigentes de la organización terrorista o algunos de sus más sanguinarios pistoleros, se plantean por primera vez el reconocimiento de las víctimas, inexistentes en los planteamientos etarras.
Además, reclaman que se opte por las vías únicamente pacíficas, piden un nuevo proceso hacia el final de la violencia, en la que se solicita que se permita participar a los reclusos de la banda, que superan el medio millar entre España y Francia. También reclaman que rompan con la disciplina interna y se les permita acogerse a los beneficios penitenciarios (terceros grados y libertades condicionales), algo que los propios abogados de ETA detenidos en la última operación antiterrorista ya solicitaban aunque únicamente para los recluidos en Francia.
Todos los firmantes están fuera de la disciplina de ETA en la cárcel y han dirigido en el pasado cartas críticas a la dirección de la banda por su fracaso en la persistencia del terrorismo. Pero en esta misiva asumen el proceso de fin de la violencia que ha planteado la izquierda abertzale y lo que reclaman al colectivo de 572 presos de la banda es que no sean sujetos pasivos, como en procesos anteriores, en que no fueron tenidos en cuenta, sino que intervengan en él, como hicieron los presos del IRA en el proceso de paz irlandés.
Siguiendo el modelo de los presos del IRA, proponen a sus compañeros encarcelados que "participen en la reflexión política del proceso" y que para ello se acojan a los beneficios penitenciarios. "(Los presos de IRA) en las cárceles adaptaron las dinámicas a la nueva fase (del proceso de paz), pedían el cambio de grado y salían de permiso para participar en los debates y asambleas a favor del cambio de ciclo", señala la carta.
Reprochan a un sector de la izquierda abertzale que sigan planteando la cárcel como un "frente de lucha" y reclaman el cambio de esa mentalidad que "ha impedido que los presos podamos acogernos a algunos derechos que nos corresponden", como el poder salir en tercer grado o en libertad condicional.
Con este planteamiento animan a los presos a romper con la disciplina férrea de ETA en las cárceles, que al plantearlas como "frente de lucha" les impedía el acercamiento a la libertad y, con ello, la participación política. La carta de publica pocas semanas después de que fueran encarcelados varios abogados de presos de ETA que ejercían como comisarios políticos de la banda en el cumplimiento de la disciplina férrea.
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