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El juicio por el 'caso Olot' sienta en el banquillo a ocho acusados 11 años después

El fiscal pide para ellos penas que suman 162 años de cárcel.- Los dos principales acusados aseguran que hablaron de un secuestro "en broma, para salir de los apuros económicos"

En medio de una gran expectación y con más de 230 periodistas acreditados, el juicio por el secuestro de la farmacéutica de Olot Maria Àngels Feliu, el más largo cometido en España por delincuentes comunes, se ha iniciado a las 10.00 horas en la Audiencia de Girona, diez años después de cometerse el delito. Se sientan en el banquillo ocho acusados, para quienes el fiscal pide penas que suman 162 años de cárcel por detención ilegal y lesiones.

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La primera fase del juicio ha comenzado con las declaraciones de los dos principales acusados, Xavier Bassa y Joan Casals, considerados inductores del secuestro y a los que la familia de Feliu no acusa, al no creer la versión de su delator, el confidente Francisco Evangelista.

Tanto Bassa como Casals han admitido la posibilidad de que, alguna vez, hiciesen comentarios sobre un posible rapto pero han subrayado que sólo se trataron de "bromas y fantasías" sobre cómo salir de sus apuros económicos.

Ambos han negado de forma categórica su participación en los hechos y Casals ha culpado de su implicación en la trama a su delator, su ex socio Francisco Evangelista, de quien ha dicho que es un "mal elemento y miente", además de culparle de gran parte de sus males económicos.

Preguntado por si alguna vez propuso a alguien secuestrar a una persona adinerada, él ha respondido que "cabe la posibilidad de que alguna noche de copas se hiciese ese comentario, pero yo no lo hice, lo hizo Evangelista".

A Casals le encontraron unas notas sobre la planificación de un secuestro pero él ha dicho que formaban parte de un proyecto para escribir un libro. "Pensé en escribir un libro e hice notas de mil argumentos que luego tiré a la basura", ha afirmado.

Casals ha admitido que en alguna ocasión hizo comentarios sobre una farmacéutica, pero que se trataba de una antigua vecina de la infancia de Ripoll que tiene una farmacia en Girona, citada como testigo en la causa, y a la que en una ocasión pasó a saludar, pero nada más.

Sobre la posibilidad de que planificase el secuestro para conseguir dinero debido a sus problemas económicos, ha respondido: "las cosas en la vida se tuercen y yo todo lo que he hecho es trabajar para tirar adelante". A continuación, ha subrayado que "esta historia es de locos".

"Mil historias y fantasías"

Por su parte, Xavier Bassa ha declarado que Casals sí realizó comentarios sobre "mil historias" como perpetrar un secuestro, pero ha afirmado que eran "fantasías" de su amigo y ha señalado que nunca en la misma frase aparecieron las palabras secuestro y farmacéutica de Olot.

Tras su detención, Bassa reveló los comentarios de Casals sobre un supuesto plan para secuestrar a una persona de una familia acaudalada de Girona con industrias y farmacias.

Sin embargo, hoy ha dicho que hizo aquellas declaraciones "presionado psicológicamente porque estaba acusado de asesinato (de Feliu) y mi único interés era colaborar para que se solucionara" el rapto. A continuación, ha dicho sentirse "muy feliz" de que la farmacéutica este viva y por la que "siempre recé".

Bassa ha aseverado que él y Casals "siempre hablaban de cometer delitos" para salir de los apuros económicos, pero que simplemente "eran fantasías, sueños de cómo ganar dinero, de forma tanto legal como ilegal, pero nada más".

La acusación atribuye a Bassa la autoría de la letra de un sobre con una cinta enviada a la familia Feliu al principio del secuestro sobre la base de tres informes periciales caligráficos de la Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos d'Esquadra.

Un policía entre los implicados

Además de Bassa y Casals, en el banquillo de los acusados se sentarán seis implicados más: los presuntos cabecillas de la banda, el ex policía de Olot Antoni Guirado y el ex vigilante Ramón Ullastre; el ex futbolista Juan Manuel Pérez Funes Juanma; el camarero y carcelero de Feliu, Sebastiá Comas Iñaki; el dueño de un pub, José Luis Paz García Pato, y la esposa de Ullastre, Montserrat Teixidor. El fiscal pide para Guirado la pena más alta, 22 años de prisión, porque en aquel entonces era un servidor de la ley, mientras que para el resto de los acusados solicita 20 años. En la vista faltará el policía Josep Zambrano, uno de los implicados, que murió en 1997 por una sobredosis de barbitúricos.

Por su parte, el abogado de la farmacéutica sólo acusa a Guirado, para quien pide 22 años de prisión, Ullastre, Paz García y Pérez Funes, para quienes solicita 20 años, e Iñaki, quien decidió liberar a Feliu, para quien también pide 16 años y dos meses. Todos los abogados defensores piden la absolución de sus clientes, pese a que en los casos de Ullastre, Guirado, García y Comas reconocieron los hechos cuando fueron detenidos.

EFE
Los magistrados, poco antes de comenzar el juicio en la Audiencia de Girona.
Los magistrados, poco antes de comenzar el juicio en la Audiencia de Girona.EFE

Ninguna "pena" hacia los secuestradores

En una entrevista concedida a TV3 en vísperas del comienzo del juicio, Maria Àngels Feliu ha asegurado que no siente ninguna "pena" hacia sus secuestradores, en alusión a las condenas que les puedan imponer, y que sólo quiere que los "encierren en la cárcel". "No quiero ninguna conexión con esta gente, no quiero saber nada. ¡Nada, nada, nada! ¡No los quiero ni ver!", ha subrayado. La farmacéutica ha añadido que no desearía enfrentarse de nuevo a lo que vivió porque desea "remontar" de nuevo su vida.

En contraste con el despliegue de medios de comunicación, a la vista no se espera una masiva afluencia de vecinos de Olot, que esperan que el juicio sirva para acabar con este desagradable capítulo de esta ciudad de 30.000 habitantes y que cierre, de una vez por todas, las heridas abiertas en el seno de la policía local, muy tocada por este caso pues, durante la investigación del secuestro, se descubrieron otras historias de robos, estafas y encubrimientos que involucran a agentes del cuerpo.

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