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Vijay Kumar, del MIT: “Queremos democratizar la educación con internet, pero el que se apunta tiene ya formación”

Al exdirector de la Oficina de Innovación y Tecnologías Educativas le preocupan las consecuencias de la pandemia, que ha hecho perder a muchos escolares dos años de aprendizaje

Elisa Silió
Vijay M. S Kumar
Vijay M. S Kumar, del MIT, en la sede de la UOC de Barcelona el pasado 25 de octubre.massiliano minocri

Vijay M. S Kumar asesoró a la Oberta de Catalunya (UOC), la primera universidad solo a distancia que se abrió en el mundo, en sus primeros pasos, así que se mueve por su nueva sede en Barcelona con la comodidad de quien se siente en casa. Nacido en Tamil Nadu (India) hace 70 años, se graduó como ingeniero químico e industrial en el Madras Institute of Technology (MIT), aunque ha desarrollado 27 años de su carrera en otro MIT más célebre, el Massachusetts Institute of Technology, donde ha ejercido de director de la Oficina de Innovación y Tecnologías Educativas y decano asociado de Open Learning. Era el candidato óptimo, pues sabía de técnica y de innovación educativa, tras cursar un grado de esta materia en la University of Massachusetts Amherst. El primer objetivo del hoy director del Jameel World Education Lab del MIT es abrir las puertas de la educación a distancia gratuita a cualquier persona del globo.

Pregunta. ¿En qué trabaja?

Respuesta. Open Learning. Vemos cómo podemos usar la tecnología online para mejorar la pedagogía, la forma de aprender y la aplicamos a programas y cursos. Trabajamos con distintas instituciones educativas para construir o cambiar su ecosistema de innovación y mejorar así sus capacidades para responder a las oportunidades del mercado. Reflexionamos sobre cómo orientar la enseñanza para que sea más innovadora, o sobre su relación con las industrias.

P. ¿Algún ejemplo?

R. Trabajamos con universidades de Latinoamérica, por ejemplo, para crear nuevos estudios de ingeniería o en Letonia para transformar su educación. Trabajamos con la Riga Business School, la Universidad de Riga y la Politécnica de Riga en crear una incubadora que ponga en marcha programas de salud, de aprendizaje híbrido y a distancia, o de doctorados enfocados a la industria. El MIT hace tecnología y tiene una entidad, Open Learning, que ayuda a la gente en las facultades a aplicarla.

P. ¿La clave está en formar a los profesores en tecnología?

R. No solo formar a cada uno. Hay que crear comunidad entre profesores y alumnos que se aconsejen. Es muy arrogante pensar que todo lo que has hecho es lo correcto y bueno. La formación en abierto es un tema antiguo, pero sigue teniendo el mismo propósito: que esté disponible para todo el mundo. En la India se empezó con cursos online y ahora se televisan experimentos de laboratorio. Ha habido una progresión.

P. Pero la brecha en formación no mengua en el mundo.

R. Estudios que hemos hecho demuestran que la intención de Open Learning es democratizar la educación, llegar a todo el mundo, pero el perfil del que hace los cursos ya tiene una formación. No se llega a todos. Los que se apuntan quieren formarse más, progresar. Eso significa que tienes que crear “programas puerta” que den acceso a la formación.

Voy a poner un ejemplo. Yo asesoré a la Fundación Bill y Melissa Gates en el proyecto Next Generation Learning Challenges. Las universidades y colleges en Estados Unidos son prohibitivos y vimos que los libros aumentaban mucho el coste. Así que nuestra hipótesis fue que, si proporcionábamos materiales gratuitos virtuales, bajaría el coste. Los rectores de 12 colleges se comprometieron a utilizar en cursos de matemáticas siempre materiales didácticos que el MIT ofreció en abierto [programas puerta] y estos recursos gratuitos fueron sanadores para muchos, les prepararon para poder proseguir. Hay que asegurarse que cualquiera pueda acceder a la escuela.

P. El porcentaje de niños de 10 años que no pueden leer y comprender un texto simple ha pasado del 57% al 70% tras la pandemia, según los cálculos del Banco Mundial.

R. Creo que hay dos razones. Una es que no todos los niños han tenido acceso a los mismos recursos alternativos de aprendizaje. No estás comparando manzanas con manzanas, sino manzanas con naranjas. También pueden haber existido los recursos [en la escuela], pero no la infraestructura para tener acceso a ellos en casa. Y luego hay carencias que yo llamo “dependencias”. El respaldo social es también importante en la forma que uno aprende. Se dice que los niños han perdido el equivalente a dos años de escuela. Una pena. ¿Qué podemos hacer? Tiene que haber consenso y decidir prioridades: qué conocimientos queremos enseñarles.

P. A la Unesco le preocupa el excesivo poder de la industria tecnológica dedicada a la educación, que influye en las decisiones de los gobiernos.

R. Sí, hay que tomar precauciones. Por eso creamos edX [cursos online gratuitos junto a la Universidad de Harvard]. Yo lideré hace unos años Open Knowledge Initiative [de la Andrew W. Mellon y el MIT]. La fundación quería un curso abierto de management, y yo quise ir una capa por debajo, e incluir características específicas para que existiesen distintas formas de aprender y llegar a más gente. El gobierno tiene que asegurarse, supervisar que lo que haces [como empresa] no es fallido. La función es diferente. Si yo soy una compañía, puedo querer hacer el bien social, pero siembre detrás hay un beneficio comercial y un impacto social; por eso los gobiernos tienen que asegurarse que ambos son compatibles.

P. ¿A qué edad cree que los niños deberían empezar a usar las pantallas?

R. No tengo una opinión formada. Quiero ser optimista y no tener una visión paternalista. Los jóvenes tienen ahora una forma distinta de acercarse a los medios de comunicación. Han creado su propio sistema de verificación y de equilibrios. Sus niveles de tolerancia no son los míos, ni su manera de optimizar. Quiero estar atento a esto. Me vienen a la cabeza las caricaturas de los primeros años de los computadores, cuando la gente estaba trabajando en poner los cimientos del futuro de la sociedad.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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