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Amazon se ‘cuela’ en los colegios: “Estimados padres: ayudad al instituto de vuestros hijos comprando en la plataforma”

Una campaña de la multinacional permite que cualquier cliente pueda ceder el 1% de sus adquisiciones a un centro educativo, para que este obtenga productos escolares con la cuantía acumulada

Alumnos de primaria de un colegio público de Cuenca.
Alumnos de primaria de un colegio público de Cuenca.INMA FLORES

Amazon como solución. Como ayuda. Como marketing. Amazon para renovar ordenadores. Para comprar ukeleles o para cambiar, en general, el material escolar. Más de 7.500 centros educativos de España, tanto públicos como concertados o privados, participan en una campaña de la empresa estadounidense que puso en marcha el curso pasado y que ha renovado este para solucionar problemas que las administraciones autonómicas no resuelven, al menos en los centros sostenidos con fondos públicos, que es donde tienen competencias. La fórmula es sencilla: cualquier cliente de Amazon que compre un producto puede donar el 1% del importe total al centro educativo que decida y, con el acumulado, el colegio podrá comprar productos escolares de forma gratuita. El debate está sobre la mesa. ¿Debe una empresa privada solucionar los problemas de financiación de los colegios? Hay opiniones para todos los gustos. Amazon niega que sea una campaña para ganar clientes.

“Estimadas familias”, escribe el director de un centro público de Madrid a los progenitores de sus alumnos, “si compráis en Amazon (no os estamos diciendo que compréis en Amazon, sino en el caso de que ya compréis), ahora podéis ayudar al instituto de vuestros hijos, de una forma muy sencilla”. Así arranca un correo en el que explica que hasta el 6 de febrero del año que viene podrán donar de manera gratuita a través de la campaña www.unclicparaelcole.es un 1% de todas las compras que realicen a su propio centro. Solo tienen que clicar en el enlace, elegir el centro al que quieren ayudar y listo. Cualquier compra, la que sea, servirá para acumular un dinero virtual que estará después a disposición del centro para canjear en un amplio catálogo de más de 1.000 productos, “diseñado para satisfacer las necesidades de alumnos y profesores”, según la empresa, como equipamiento electrónico, material escolar, artículos deportivos, juegos, instrumentos de música o mobiliario.

El director del centro madrileño que mandó el correo ejemplifica la necesidad y la solución a sus problemas de una manera clara: “El año pasado conseguimos cambiar todos los ordenadores de las aulas de 2º Bachillerato gratuitamente por medio de este programa”. En su primera edición, la tecnológica estadounidense donó un total de 3,8 millones de euros en forma de ese crédito virtual.

Por eso mismo los centros se han lanzado a animar a las familias. En Twitter, el colegio público La Raza, de Sevilla, explica que gracias a las donaciones el centro dispone este curso escolar de ukeleles para el área de música y un nuevo ordenador a disposición del centro. El Antonio Fontán, de Madrid, afirma que la iniciativa en la que participó el curso pasado vuelve este año y recuerda que consiguieron “un montón de material escolar”. Lo mismo explica la asociación de padres del Blas de Otero, de Alcorcón, que anima a los seguidores de su cuenta, que suelen ser los propios padres, a comprar por Amazon para facilitar la vida de sus hijos.

El hecho de que esas donaciones las reciban centros subvencionados con fondos públicos, por muy buenas intenciones que haya detrás, levanta algunas ampollas. Al menos, pone sobre la mesa un debate que no es nuevo, ya que el país se dividió hace un año con una propuesta similar cuando Amancio Ortega, el fundador de Inditex, se prestó a donar material sanitario para sobrellevar mejor la pandemia.

Algunos expertos consultados dudan sobre el componente ético de la iniciativa, ya que, en principio puede parecer que es una acción para ayudar a los colegios más necesitados, pero las familias que más compran por Internet no suelen ser las que tienen un perfil socioeconómico más bajo. Esperanza Román, catedrática de lingüística en la universidad pública estadounidense George Mason (en el Estado de Virgina) y autora de Aprender a aprender en la era digital, considera que “hay formas más transparentes, sostenibles y eficientes de que las grandes empresas contribuyan a la creación de una sociedad más justa”, porque “entrar en la dinámica de cuanto más consumas mejor será el colegio de tus hijos es muy arriesgado”.

Otro de los argumentos de Román en contra es el hecho de que ese descuento se tenga que usar obligatoriamente en la compra de productos en esa plataforma. “Las empresas se presentan como generosas cuando no están claras qué otras intenciones hay detrás”.

En el colegio público Ballester Fandos de Valencia, profesores y familias tuvieron el curso pasado un debate por WhatsApp porque algunos se mostraron reticentes a adherirse a la campaña. “Somos un centro de difícil desempeño y la mayoría de nuestros alumnos tienen pocos recursos económicos, por eso cada curso compramos el material que en otros colegios costean las familias”, explica Vicent, uno de los maestros. Asegura que no tienen un presupuesto boyante y pese a eso, no tenían claro si era ético “hacerle una campaña de publicidad” y animar a las familias a comprar por ese medio. “Disponemos de más profesorado por las características del centro, pero el dinero que nos da la Administración para material es igual que el del resto, por eso al final miramos por el interés de nuestros alumnos y nos apuntamos”, relata.

Para Patricia, maestra de un colegio público de Benetússer, el problema es el elevado coste asociado al mantenimiento de los equipos tecnológicos. “Para usar las pizarras digitales hace falta un cañón, cuya bombilla LED se funde cada cierto tiempo y hay que renovar... A eso se suma la compra de monitores interactivos o mesas de luz para infantil. Hay muchos materiales caros y vamos al límite”, señala. Por eso le pareció muy buena idea la campaña de Amazon y este año van a adherirse. “Esto no hace daño al comercio local, cada tipo de compra tiene su canal. Además, Amazon también crea puestos de trabajo, el mercado laboral está cambiando”, expone.

Para Amazon, 2020 fue el mejor año de su historia con unos ingresos en España de 1.569 millones de euros, un 88% más que el año anterior. La tecnológica se convirtió en una de las grandes ganadoras del cambio de hábitos derivado de la pandemia, con los consumidores gastando más en compras a través de internet. Ese repunte no fue acompañado en la misma proporción por la factura fiscal: la compañía estadounidense abonó 8,4 millones en concepto de impuesto de sociedades.

“No es una campaña de ‘marketing”

Un portavoz de la empresa asegura que la intención no es ganar nada a cambio y que no se trata de una campaña de marketing. Por eso no se han publicitado casi, dicen, y solo han informado a los centros a través de un correo electrónico. Cuenta que el curso pasado, con la pandemia, la empresa decidió poner en marcha la iniciativa en España y en Italia para reafirmar “el compromiso con la cultura y la educación” y que “el objetivo es apoyar a centros y familias ofreciendo un apoyo adicional”. Lo engloba, además, en un conjunto de iniciativas solidarias que la empresa lleva a cabo, como la donación a Aldeas Infantiles SOS con el programa Cruz Roja Responde o una nueva campaña de donación de comida para refugios de animales.

La compañía señala que un estudio realizado recientemente por Beruby a familias españolas reveló que el 65,3 % cree que las iniciativas solidarias son una excelente manera de apoyar a los centros educativos y el 77,4 % cree que son necesarias especialmente tras la pandemia.

Isabel Galvín, representante del sindicato CC OO en Madrid, cree que cualquier colegio o instituto “tendría que estar suficientemente financiado para garantizar el derecho a la educación en igualdad de oportunidades y no lo están”. La inversión educativa en España supone un 4,26% el PIB, frente al 5% de media europea (Madrid está a la cola del país con el 2,4%). “Y esto se plasma en la falta de recursos para funcionamiento de los centros y para material, conectividad…”. Galvín cuestiona que la mayor o menor financiación que llega a través de Amazon depende de la capacidad adquisitiva de las familias del centro y, por tanto, “es un mecanismo que reproduce y refuerza las desigualdades”.

En la misma línea apunta Carmen Morillas, vicepresidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado (Ceapa), que cree que se trata de “una campaña de marketing” con la que la empresa “lo único que busca es incrementar sus ventas con el señuelo de la educación”, y que de haber una inversión adecuada por parte de las administraciones no existirían este tipo de iniciativas.

Sea marketing o no, los centros que se apuntan, ganan. La duda, al final, es si el fin justifica los medios.

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